Entonces ¿por qué no Colonía, o Cristobalia, si no se quiere glorificar palomas, si realmente se quiere glorificar al navegante sin caer en dilema ortográfico ni auto-prosaificación?
⇒► Y hay una inscripción en el pedestal de una estatua, una estatua guapa. El apellido del héroe honrado termina con una n. La penúltima letra es una ó. Pero no, el apellido no es Colón. En contraste con docenas de sitios donde se levanta una estatua de Colón - incluso en un lugar como Nueva York que nada tiene que ver con el navegante salvo que algunos Vespuccianos creen que Colón estuvo en Nueva York porque descubrió "América" - Palos decidió que más bien un hijo dilecto del terruño, Martín Alonso Pinzón - el que nosotros relacionamos con su misteriosa, solitaria, escapada detrás del horizonte del ignoto Caribe, y con su desconsolado final en La Rábida - se merecía una estatua frente al ayuntamiento, entre dos banderas, la española y la andaluza.
La estatua de Pinzón
>>> Finalmente, las "tres carabelas" o, menos mitológicamente y más exactamente, las dos carabelas y la nao.
Bueno, las réplicas de la nao y de las dos carabelas. En un estanque preservado donde, en tiempos de Colón, subía y bajaba el río al ritmo de las mareas, al pie de la ladera de La Rábida.
Aquí también, tuvimos la inefable suerte de tener para nosotros solos, en exclusividad, toda la flotilla de tres naves, la Santa María, la Pinta y la Niña; con la áurea, privilegiada, inestimable, posibilidad, sin interferencia de presencia ajena, de dejarnos llevar por sensaciones, por apreciaciones, de la aventura física del primer viaje de Colón a través del centro de la infinidad del océano sin otros recursos que la ayuda de Dios, en contraste con los Portugueses que nunca habían dejado de vista las costas africanas, por lo menos oficialmente.
Las tres naves, hoy ... réplicas, naturalmente
La primera e imborrable impresión es la pequeñez de estas embarcaciones. Pequeñez para pesca costera, o si se quiere piratería costera, pero escándalosamente no para desafiar la desconocida inmensidad de un océano.
Las estadísticas no expresan lo pequeño de esta pequeñez. La Niña tiene 6,28 metros de manga, y la Pinta tiene 6,72 metros; pero es la poquedad de pasos suficientes y posibles que dimos para pasar de un costado al otro que hacen sentir la estrechez. La Niña, de eslora, tiene 21,40 metros, y la Pinta, 22,65; pero, otra vez, es la poquedad de pasos posibles y suficientes que realmente ilustra la inescapable cortedad disponible. Aun la Santa María, nave de carga que es, con castillo en popa y todo, no tiene más de 7,69 metros de manga y 29,60 metros de eslora - de estrechez y de cortedad habría que decir.
Hay que imaginarse, en cada una de las dos carabelas, 24 a 26 hombres conviviendo, hacinados, atestados, entre 50 a 60 toneladas de víveres, agua, pertrechos varios - y una reserva de tragos, de los buenos, sin duda también; y algo de 38 a 40 hombres, y 100 toneladas de carga, embutidos en la nao. >>>>>>>>