románico del siglo XIII y una Virgen de los Milagros tallada en alabastro, del siglo XIV, ante la cual Colón y sus marineros vinieron a orar antes de zarpar - mejor es cerrar los ojos, abstraerse de su propio cuerpo y del entorno, extender la pantalla mágica de las visiones internas y dejarse llevar por ellas.
Primero, aparece el origen de la denominación La Rábida, lo que también dice algo de la historia del monasterio.
El nombre La Rábida proviene de una palabra de los tiempos árabes, Rabhita o Rapita, o sea fortaleza. Lo que delata tres cosas. Delata que el monasterio La Rábida, del cual, hoy, queda sólo 1,5 por ciento, fue fundado sobre los cimientos, o por lo menos el solar, de una anterior fortaleza árabe; y delata que el monasterio mismo había sido concebido como fortaleza o por lo menos reducto; y delata que, habiendo sido construido todavía bajo influencia estética árabe, el estilo mudéjar que, hoy, queda en vestigios era el estilo de todo el edificio.
De manera que siempre hubo, en este sitio, un cenobio fortificado - después de los Arabes, durante los Arabes, antes de los Arabes - y siempre por la misma razón, el control, como en la época misma de Colón, del río conectando Palos al mar.
Habiendo sido fundado en el siglo XV, este monasterio-reducto La Rábida tenía que ser bastante nuevito cuando Colón estuvo. La fortaleza anterior pertenecía a otros Seguidores de la Unidad de Dios, o sea a los Almohades - los que probablemente habría que concebir como Al-Mohades, para acercarse al árabe.
La dilapidación del 98,5 por ciento se debió, hay que aclarar, no a desidia frente al correr de los siglos sino más bien a impotencia frente a un terremoto en el siglo XVIII.
En cuanto a los frailes, en el tiempo de Colón, había unos 25; a principios del siglo XVIII, había 2; ahora, hay 6.
▓▓ Y fue, pues, a este monasterio-reducto y con estos frailes franciscanos que vino a hablar Cristóbal Colón. Fue en este monasterio que le recibieron, el padre Marchena, fray Juan Pérez, y seguramente todos los demás. Fue en este monasterio que Colón les expuso su visión de llegar a Asia cruzando el Atlántico.
Y con eso termina lo único cierto, indiscutible, incontrovertible, lo único en que todo el mundo, universalmente, está de acuerdo.
Todo lo demás es confusión de confusiones. Confusiones chicas, confusiones grandes - confusiones periferales, si se quiere, porque hay las confusiones esenciales, en cuanto al triángulo Colón-La Rábida-los Reyes. Cuanto más tratamos
de aprender para disipar confusiones, tanto más nos enredamos en confusión.