estar estas dos letras-numerales tan evidentes aun cuando omitidas, el propósito de su omisión no podía ser su encubrimiento. El propósito debía de ser otro. ¿Cuál?
Y a nuestro astuto decodificador se le ocurrió que el propósito, pues, tenía que ser el traslado de estas dos letras - sin, por su ausencia aquí, invalidar la evidencia de la fecha - a otro sitio del frontispicio; pero, dado que, en otros lugares del frontispicio, todo era autosuficiente, y no había necesidad de, justamente, esas dos letras, D y C, a nuestro astuto decodificador entonces se le ocurrió que, en realidad, todo o buena parte del frontispicio portugués debía de ser una transliteración criptográfica de otro texto, en otro idioma, otro idioma en el cual, siendo que las dos letras substituidas en el frontispicio tienen valor numérico, todas las letras también tuviesen valor numérico; y nuestro astuto decodificador llegó a la conclusión de que el idioma original así transliterado en portugués debía de ser ya sea el griego o el hebreo. Y, como en el descifrado de la sigla de Zarco/Colón había tenido éxito con el hebreo, optó por probar el hebreo aquí también.
Es de interés, hasta necesario, aclarar, hoy en día, algo que era obvio en aquellos días, a saber que el hebreo era, sin especificarlo porque otra cosa no existía, el antiguo hebreo bíblico a no confundir con el hebreo resucitado moderno.
Más que cogitación, puro olfato investigativo fue necesario para el paso siguiente.
¿Qué letras hebreas corresponderían a las letras D y C latinas, mejor dicho, qué letras, o grupos de letras, hebreas corresponderían en su valor numérico al 500 del D romano y al 100 del C romano?
El desafío a cualquier deducción lógica en esta pregunta es que varias son las combinaciones de valores numéricos de letras hebreas que pueden ser equivalentes al 500 del D latino y al 100 del C latino. Pero no por nada se es astuto decodificador, y nuestro astuto decodificador eligió las letras hebreas
thau (tav) y kuph (cof) = (400+100)
como equivalentes del D (500) de la fecha
kaph (caf) , lámed y nun = (20+30+50)
como equivalentes del C (100) de la fecha;
con, en ese momento, no más que la esperanza de que esa elección llevaría a algún resultado.
Otra causa de imposible certeza, frecuentemente sólo de arbitrariedad, en la proyectada decodificación de la intuida transliteración, era la nebulosa correspondencia entre muchas letras hebreas y letras portuguesas: porque, si bien algunas consonantes no presentan problemas en sus equivalencias entre los dos idiomas, algunas consonantes sí los presentan, por tener equivalencias ya >>>>>>>>