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¿Qué relación puede haber tenido este mapa de 1424, antes de que desapareciera, con el viaje, en 1452, todavía bien dentro de las mismas brumas precolonenses, cuando Diogo de Teiva y su piloto Pedro Vasques de la Frontera alcanzaron una tierra que no se sabe, por el entonces constante sigilo de los Portugueses, si fue Barbados o Bermudas (más probablemente Bermudas, por la mención del mar de los Sargazos)?

Incidentalmente, ¿será cierto que este mismo dúo, en ese mismo viaje de 1452, puede haber tocado la isla de los bacalaos; o sea 20 años antes aun del susomencionado João Vaz Corterreal o Côrte-Reall, y 40 años antes del viaje de Colón?

En semejante contexto, es plausible que los Portugueses, por lo menos aquellos iniciados en secretos náuticos de estado, no se exaltaban en demasía por el Almirante de la Mar Océana, o Cristóvão Colom; porque, después de todo, otros habían descubierto tierras del otro lado del Atlántico con anterioridad, y esos otros eran Portugueses, así que, de todos modos, la gloria ya estaba y quedaba en casa.

/ Otro profundo misterio pionero portugués llegó a nuestro conocimiento, pero éste, no solamente perdido en las inescudriñables brumas del pasado sino también varado en los palpables, implacables hielos del Artico; un misterio, además, bien provisto, de manuscrito debidamente desaparecido y descubierto, de confusiones, de incógnitas, de detractores y defensores, en la mejor factura de un enigma bien estructurado; un misterio cuya toma de conocimiento por nosotros nos fue toda una aventura.

Misterio de intereses múltiples; un interés, intrínseco por su propia temática, y dos intereses, extrínsecos; un interés extrínseco, por la asombrosa psicología de gente que se enceguece tanto en su propia argumentación, ya sea en contra o a favor de algo, que ignora, como si no existiesen, los argumentos de sus adversarios - una ceguera selectiva como la que observamos con sorpresa en cuanto a las inscripciones en la Dighton Rock en Nueva Inglaterra, donde cada uno veía exclusivamente lo propio y no veía todo lo demás - y, otro interés extrínseco, por la psicología de gente que se deja obnubilar a tal punto por una argumentación en efervescencia que no toma consciencia de que dicha argumentación surgió sólo respecto a un tema incidental que, si bien es el paso obligado al tema principal, no es el tema principal, de manera que el tema incidental de conexión se vuelve como si fuese el principal y el principal, como si no existiese.

/\ Para nosotros, todo empezó tropezando con una fortuita referencia a un sorprendente descubrimiento - y recorrido - del Paso Norte de Atlántico a Pacífico en ... en 1588, por João Martins y Maldonado, por el norte de Canadá y de Alaska; más de 300 años antes del primer éxito oficial de navegación del mismo Paso Norte - y ello después de muchas trágicas expediciones pioneras en infructuosa procura del mismo Paso - logrado en 1903-1906, por Roald Amundsen, en base, justamente, a todas las tragedias anteriores.