…… Por ejemplo, si bien los ojos ven "tout est", en lo cual la t final de tout, en principio, no se pronuncia, lo que produce el desagradable choque sonoro entrecortado u-e, la regla de eufonía requiere decir "toutest" con la segunda "t" levemente pronunciada y ligada, literalmente de paso. Pero cuántas veces escuchamos "tout", un enojoso hiato, y finalmente "test"; o sea, en vez de "tout est" que tendría que volverse "toutest", lo pronuncian "tou" - / - "test".
…… Otro ejemplo: "c'est unique", que tendría que escucharse en un suave "c'estunique", lo pronuncian en enojoso "c'es ... tunique", formando por añadidura la palabra "tunique", que existe pero no es la deseada.
…… Un colmo fue una vez cuando una locutora, en las palabras "avait pu être", entre las dos últimas de las cuales no hay consonante para evitar el choque, inventó una consonante y pronunció "puzêtre", si bien, en instantánea toma de consciencia del horror lanzado a las ondas hertzianas, lo corrigió en el mismo aliento en "pu être"; otro colmo fue cuando un docto conferenciante, en vez de decir "qui interviennent", se dio el gusto de un horroroso "quizinterviennent", y ni siquiera sintió el horrorizado impulso de enfrentar un decoroso rescate.
c) ¡Y la pronunciación de las palabras extranjeras! Nunca, en ninguna radiodifusión - de habla castellana, de habla inglesa, de país chico o país grande - hemos sufrido tanto en la pronunciación de palabras extranjeras; no solamente, en este caso, por el sonido atroz sino también por la obvia falta ya sea de cultura o de consideración. Qué pena se siente en el oído, y qué desdén se siente para el locutor, y la sociedad que él cristaliza, al escuchar, en vez de Beethoven, Betov, o, en el mejor de los casos, Beetov. La palabra final sobre el asunto la da el nombre de Mahler (con acento fonético en la primera sílaba) pronunciada por aquí Malheur (con la segunda sílaba acentuada y además desfigurada), que es la palabra francesa justa para calificar el desastre.
Observaciones finales en cuanto a la radiodifusión.
Nos parece que a ciertos Franceses, como aquellos de los duólogos, les gusta la discusión de ideas por el deleite de discutir, sin necesidad de llegar a conclusión global, como sería gustar de roer huesos por el solo deleite, sin necesidad o deseo de satisfacer un hambre; y que a ciertos Franceses, como aquellos del academismo estricto, les gusta escucharse hablar, de coma en coma, de punto y coma en punto y coma, de observación marginal en digresión, por toda la sólida estructura de su discurrir.
En resumen, Azulejo I, mejor dicho el material de Azulejo I, es admirable, pasmoso, sin par en nada de lo que pudimos jamás sintonizar, Azulejo VII está entre lo mejor que pudimos jamás sintonizar - y sin embargo Azulejo I + Azulejo VII no se aproximan, ni de lejos, a la BBC, por la simple razón de que la BBC >>>>>>>> >>>>>>>> >>>> >>>>>>>>