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Ah, sí; para completar el cuadro de nuestro contacto con los megalitos bretones, nos interesará, algún día, acordarnos de que vimos también lo siguiente.

Un megalito con varias concavidades en cascada, y con surco de una concavidad a la siguiente, para indudablemente ... cascadear algún líquido a la manera de Samaipata en Bolivia, si bien aquí, en comparación, sólo embriónicamente.
Un aro, se podría decir un mega-aro, bueno, por qué no decir un aro megalítico, bastante bien circular, y bien pulido por fuera y por dentro; quién sabe para qué uso, porque seguramente haría falta tres personas para moverlo - y con dificultad; o dos personas, rodándolo, se nos ocurre ahora.
Menhires, parados y caídos, hasta en predios de particulares, lo que nos hizo pensar en los esqueletos en posición de loto en los patios de Valdivia.

(Las concavidades y el aro, en Kerzerho, el mismo lugar donde se encuentra el menhir rajado.)

Y en cuanto a las cámaras megalíticas como cuevas artificiales a imitación de cuevas naturales originales, ahora nos acordamos de que existen algunas, pocas, cámaras cavadas directamente en formaciones rocosas macizas, y atribuidas a los Megalíticos; el megalitismo en su más depurada y substancial esencia: un solo super-macro-megalito ahuecado en forma de cueva; una cueva artificial más parecida a una cueva natural, imposible; lo que ciertamente no perjudica la plausibilidad de las cámaras megalíticas a imitación de cuevas naturales.

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Tiempo, en viaje, para observaciones varias acumuladas.

~~ Podemos completar la descripción de la radiodifusión francesa, empezada tan asombrosamente con aquellos academismos depurados, en cadena, a las 2 ó 3 de la madrugada. No, no había sido ello lo más pasmoso en estas ondas hertzianas; impactos más inauditos - como en ninguno de los tantos países que observamos a través de sus radiodifusiones - nos esperaban.  Pero, por parte.

La radiodifusión francesa es un mosaico de siete azulejos.

Azulejo I. Programas en monólogo, justamente de aquel academismo más intransigente que requiere más capacidad mental por parte del escucha que del conferenciante porque es más difícil para el escucha ir captando pedazos de ideas de las cuales todavía no se sabe el lugar en la idea mayor final e ir guardándolos en suspenso hasta que el conjunto cree la idea mayor final, que es difícil para el conferenciante ir desgranando el mismo material, conociendo ya de antemano la complejidad de la idea.