Por otra parte, si se toma en consideración que el fenómeno megalítico no es exclusivo de Europa occidental y de Nueva Inglaterra, sino que está diseminado hasta por Madagascar, Birmania, Korea - y nosotros mismos vimos una cámara megalítica entre los Olmecas, aun cuando hecha de columnas hexagonales de basalto y no de pedrejones graníticos - ¿por qué insistir en que el megalitismo neo-inglés es pariente del megalitismo visieuropeo? ¿Por las alineaciones de Imbolg, Samhan, y demás fechas keltas en Nueva Inglaterra?
Tal vez. Ah pero momentito. Se nos ocurre: ¿No es cierto que los fenómenos astronómicos - geotropios, equidiurnoccios, y demás combinaciones - ocurren a la vista de todo el mundo? ¿No es cierto que otros pueblos que los Keltas bien pueden haber, y de hecho seguramente han, observado, estudiado, diagramado, estos fenómenos? ¿Entonces, no es cierto que estos diagramas megalíticos de fenómenos astronómicos pueden haber sido estructurados por los propios desconocidos Megalíticos neo-ingleses bien anteriormente a los Keltas y que los nombres keltas hoy atribuidos a estas alineaciones megalíticas pueden ser sólo felices coincidencias, por la coincidencia de intereses astronómicos entre los Megalíticos y otros pueblos posteriores, en este caso los Keltas?
Por otra parte, ¿no sería más fácil parafrasear el escepticismo, si no cinismo, que alguien expresó en cuanto a Nasca al decir que, con tantas líneas corriendo en tantas direcciones, algunas tienen que coincidir con direcciones de fenómenos astronómicos, y asimismo decir que con tantas piedras por todos los lados, algunas tienen que crear alineaciones coincidentes con direcciones de fenómenos astronómicos?
Esperamos que la solución de tanta incoherencia sea más elegante. Pero es muy interesante saber que tal enredo existe.
Finalmente, en cuanto al origen geográfico de las cámaras megalíticas, si es que hubo difusionismo y no múltiple localismo, nos preguntamos cuál fue la cultura o religión que, en su lugar de origen, celebraba sus actos en una cueva local y que, al migrar, o al exportar sus creencias, tuvo necesidad de cuevas artificiales.
Incidentalmente, tal génesis explicaría el porqué del inexplicable esfuerzo megalítico. ¿Por qué enfrentar de libre voluntad la odisea de construir un recinto con semejantes monstruos en vez de construirlo en toda comodidad con piedras manejables? ¿Por qué utilizar un megalito de, digamos, veinte toneladas por la sola razón, aparentemente, de que no había uno de veintiuna toneladas? Pues, porque, cuanto mayor cada monstruo, tanto más la cueva artificial se parece a una cueva verdadera. ¿Que no? Queremos escuchar una mejor teoría.
Y ahora, la gran travesía por Poitou, Aquitania/Aquitaine, Gascuña/Gascogne, hacia los sitios de interés americano en la península ibérica.