pernoctar aquí; que sería perfectamente imposible en Vespuccia para no estar sacados de bien ruda manera por la policía en plena noche.

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¡Qué noche!  No, no la policía.

A eso de las 2:40 de la noche, por alguna razón, se nos dio por investigar las ondas hertzianas. Disertación sobre las relaciones entre: "esencia de algo", "existencia", el verbo latino "esse" y la fórmula moderna "existencialismo". Seguida de otro programa al tono, seguido de otro programa al tono. A las 4, dijimos basta, hay que dormir.

Acercándonos a Rouen. Obviamente, el cartesianismo, la claridad mental, el orden, el equilibrio intelectual, todavía no rigen las indicaciones viales de por aquí.  Una pesadilla.  Ah, Caracas; Caracas y sus pesadillas viales.

Rouen.

Y la pregunta se impone de si había tanta contaminación como la vemos hoy, cuando la famosa fiesta de los "salvajes americanos" a mediados del siglo XVI, que venimos a rememorar - como reflejo de un divertimiento exotizante europeo de alta moda en las décadas después de Colón. Es fácil pegar un salto y decir "claro que en aquellos días no había esta terrible contaminación ambiental de hoy" pero nos basta pensar en las legiones de chimeneas en Inglaterra, hoy sofocadas pero en su tiempo sofocantes, pensar en los idílicos valles serranos transformados, como vimos a veces en América, en lagos de humo por algunas pocas chimeneas del pueblito, para concebir como posible, hasta probable, que contaminación, en la época de la tal supuestamente prístina fiesta, había.

Dicha fiesta no escatimó medios. Ostentó unos 300 "salvajes americanos" - bueno, en realidad 50 de ellos auténticos, y 250 falsos: Franceses disfrazados.

Un acontecimiento tal que hasta el rey vino a verlo; y a conversar con los "salvajes" - uno se pregunta cómo. Los Franceses nunca decían "indios"; siempre decían "salvajes" o, en caso de alta civilidad, "indígenas".

Y ahora, a decidir ¿hacia el país de los hombres del norte o hacia la única isla en todo el planeta, sin agua alrededor?

Primero, hacia la isla-sin-agua-alrededor; luego, hacia el país de los hombres-del-norte.

No es que esta isla-sin-agua tenga interés alguno para el propósito de esta Expedición, pero, ya que el destino quiso que viéramos capitales como Londres >>>>>>>>