Y el propio viaje de 1524, aun con su guirlanda de topónimos, a su manera fue un fracaso, si no por calamidad, por su esterilidad, ya que no resultó siquiera en la perspectiva de un enriquecimiento rápido, ni para las arcas reales ni para los cofres mercantiles; y por ende, no tuvo secuela. Y Verrazano tuvo que buscarse actividades menos gloriosas pero más rentables.
Así que fácil no fue, y fructífero tampoco.
Y, por su parte, François I tuvo que arreglárselas sin los botines a la española soñados para seguir financiando sus extravagancias, y eventualmente para pagar su propio rescate de dos millones de escudos de oro cuando los Españoles lo apresaron en Italia en 1525 y lo llevaron de rehén a España.
Incidentalmente, no entendemos por qué, si Verrazano creyó que el agua que vio hacia el oeste era el mar de China, no hubo interés por parte del rey o de los mercaderes en explorar tan extraordinaria posibilidad. En cuanto a los comerciantes, quién sabe; pero en cuanto al rey, puede haber sido que no quería tener más enredos con los Españoles en América, cuando ya tenía enredos de sobra con ellos en Europa.
Y hay más en Dieppe. Hay rumores. Rumores de que hasta el uampum, alguien se lo quiere quitar a los Oñguanonsioñi/Iroqueses. Parece que solía haber en Dieppe copiosas cantidades de grandes conchas que se recortaba en cuentas para adorno. La duda a sembrar, para aún mayor enaltecimiento de los gloriosos Europeos, en general, y de los Dieppenses, en particular, y aún mayor rebajamiento de esos despreciables Oñguanonsioñi, en particular, y "salvajes", en general: ¿no puede haber sido que, entre las primeras baratillas pasadas de Europeos a Oñguanonsioñi, hubo tales cuentas de conchas que les dieron a esos "salvajes" su idea de uampum?
Lo malo, para esta duda a sembrar, es la realidad a destacar que, en el propio continente americano, paraborígenes de una cultura anterior de varios siglos a los Oñguanonsioñi/Iroqueses - la cultura catalogada como Hopewell - incluían cuentas de conchas en sus túmulos funerarios; más exactamente, 20.000 cuentas de conchas se encontró en el túmulo Turner en Ohio, a más de 12.000 perlas de agua dulce, como ejemplo.
De manera que, aun si los Oñguanonsioñi/Iroqueses hubiesen sido incapaces de inventar cuentas de conchas por creatividad propia, hubiesen tenido una fuente de inspiración ahí no más en el acervo técnico-cultural de su parte del mundo sin tener que esperar impotentemente la llegada de los Dieppenses.
Y hacia nuestra próxima meta, la ciudad de Rouen.
Está por anochecer. Primera noche en el continente europeo. En un área de descanso al lado de la ruta, más elaborada que lo común, con mesas, bancos, y una estatua de San Cristóbal, con flores dejadas en el pedestal. Decisión de >>>>>>>>