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No; nada de túnel submarino. Esta mañana, el motor no quiso arrancar. La segunda vez en los doce años, o cuántos son, de la Expedición que el motor obstinadamente no quiso arrancar; y no arrancó. Detectamos que la nafta no llegaba al carburador, detectamos que las dos bombas de nafta, la mecánica y la eléctrica de auxilio, funcionaban bien, detectamos que la falla estaba en la cañería desde el tanque o en el tanque. Ahí terminó nuestra investigación. A buscar un taller.  Y el resto del día, en el taller.

Hubiese sido mejor no tener semejante experiencia, pero ya que ocurrió, fue otra notable similitud con Iberoamérica y diferencia con Angloamérica.

→ Dos mecánicos vinieron a ver, del taller hasta donde estábamos trancados, y analizaron el problema a ver si se lo podría solucionar en el sitio mismo. En Angloamérica, eso sería imposible; lo obligado sería remolcar el vehículo al taller, cualquier fuese el problema. Eso lo vimos aun cuando se trataba de sólo cambiar una batería.  (No nuestras baterías.)

→ Llegaron a la conclusión de que la cañería de nafta estaba perforada a la salida del tanque - lo que necesitaba bajar el tanque y, por lo tanto, sí remolcar el vehículo al taller. Lo remolcaron con una soga y el coche de pasajeros en el cual habían venido. En Angloamérica, eso sería imposible; lo obligado sería remolcar por grúa especializada y habilitada, con costo a la medida, o desmedida, de los medios.

→ En el taller, mientras hacían el trabajo, pudimos quedarnos en y alrededor del coche, haciendo cosas nuestras. En Angloamérica, eso sería bastante aleatorio.

→ Y el precio, todo incluido, fue lo que en Angloamérica costaría sólo el remolcado.

→ Y, a la hora de la merienda, uno de los mecánicos nos ofreció sus papas fritas.  Inimaginable en Angloamérica.

Así fue, también, el segundo remolque en los doce años de la Expedición; en las mismas condiciones: muy corta distancia, y por medios caseros.

Y también fue - por lo que estamos agradecidos - como siempre ocurrió hasta ahora en esta Expedición, sin desamparo; con los medios para solucionar el problema - aun cuando, a veces, largos, complejos y costosos como fue el caso del diferencial roto en Bariloche - siempre a cómodo alcance.

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