de la cintura de los peatones, lo que, además, contiene la exquisita, aguda, tortura de haos fantasmales detrás de los peatones y de los vehículos; perdidos, no siempre - pero frecuentemente - en un salpicado de carteles comerciales; perdidos, de todas estas maneras, y mezclas de ellas; y además, por colmo, frecuentemente confundidos cromáticamente con la pared, en vez de, por lo menos, destacarse por un fondo de color contrastante que ayudaría a ubicarlos en la incoherencia de sus posiciones, prontamente ya que no del todo instantáneamente, como sería necesario en la fluidez del tráfico. Una sorpresa, y una total vergüenza.
A más de la carencia de nombres de calles, los carteles direccionales troncales de una parte a otra de la ciudad, que son una necesidad vital en tal maraña callejera, también a veces son deficientes. Recuerdos de nuestras desventuras en Caracas.
Todo lo cual no tendría que sorprendernos, ya que de Bristol a Londres más de una vez nos topamos con indicaciones viales deficientes, y literalmente tuvimos que decidir, un par de veces, qué ruta tomar por la posición del Sol.
Con todo, cuando existen, y una vez descubiertos, los nombres ostentan letras de tamaño tan generoso como para alumnos de primer grado.
L El tráfico no es tan denso como lo temíamos. Fluye incomparablemente mejor que en Nueva York. Sería interesante hablar con un experto en tráfico a ver, comparando una red callejera en maraña y una red callejera en cuadriculado, si la maraña - aun cuando, indudablemente, es infinitamente más complicada para quien no la conoce - no favorece por su plasticidad un mejor flujo de tráfico, en oposición con los implacables incesantes tropezones en el entrecruzamiento del cuadriculado.
L El tráfico es cortés. Incluso con la ceremonia de las luces ya mencionada en los pueblos menores.
L Es fácil describir la primera impresión de Londres, aparte de la confusión de la nomenclatura. Es un Times Square neoyorquino extendido al tamaño de una ciudad - o sea muchos nombres, cargados de fama desde lejos, y de mediocridad desde cerca; exceptuando una que otra joyita, como el puente llamado de la Torre.
Dos sitios se merecen comentario por separado.
1) La empresa turística San Pablo, también conocida como Catedral de San Pablo. Una cosa es esfuerzo, afán, superación, engalanamiento, para la gloria del Todopoderoso, y otra cosa es la vanidad vacía de lo enorme sin resultado estético, a la vez indivino e inhumano. Que altura extrema sea a la vez parte integral y resultado de una técnica arquitectural, como en el estilo ojival, bien; pero que se apile piedra sobre piedra para alcanzar una gran altura y luego se coloque encima domos que estructuralmente no tienen por qué estar tan >>>>>>>>