Ahora tenemos un vehículo limpio, y con la luz roja ex-errática ya no errática (esperamos).
En resumen, he aquí la lista de los regalos que nos fueron obsequiados por la bondad local: catorce pastelitos; dos porciones enormes (casi cuatro porciones) compuestas de papas al horno, bruselas, zanahoria, carne de res, carne de pavo, todo calentito y listo para disfrutar; una torta arrollada a manera de rollizo de Navidad; dos tajadas de pastel de frutas con mazapán; pudding inglés con crema; jamón, y leche.
Para la leche, se nos impuso su uso perfecto, ceremonial si se quiere: mezclada con otro obsequio - un poco del café que nos regalara aquella señora en su rancho de Colombia, hace diez años, y el resto del cual todavía atesorábamos con hondo aprecio. Y, naturalmente, acompañando este doble regalo, un tercer regalo, los pastelitos.
En esta oportunidad, extendemos nuestro hondo aprecio por todas las atenciones que recibimos por pura generosidad desde Tierra de los Fuegos al Alto Artico, incluyendo ahora esta costa galesa.
Otra vez, las burbujas radiofónicas. Ejemplos de pláticas recientes entreveradas con música inteligente (no necesariamente clásica):
……la industria de los árboles de Navidad;
……la industria de los pavos, y patos también, de Navidad;
……la diferencia entre pesadumbre-justificada y depresión-como-desorden-mental;
……diferencias en los estados físico y emocional, entre cerdas pariendo en corral, donde, entre otras cosas, pueden hacerse un nido, y cerdas pariendo en jaulas, donde, entre otras cosas, ni se pueden dar vuelta;
……el comercio, entre músicos populares, de venderse entre sí - no sus composiciones, sino sólo alguna característica específica de una composición, como ser un ritmo, un giro, un sonido, para ser utilizada en una nueva composición por el compositor-comprador, ya sea en conjunción con una idea original propia, o con una característica comprada de otro "compositor" más. (Comentario nuestro: con razón que todas estas vaciedades populares sean tan parecidas entre sí.)
……la profesión de organista; incluyendo tener que practicar de noche en la vaciedad y oscuridad de una iglesia; y en soledad también - salvo cuando aparece e interfiere un fantasma. (Al respecto, no podemos resistir destacar una circunstancia, si bien tiene que ver más con espectros que con la profesión de organista. La organista entrevistada contó que, una vez, un tal fantasma salió de la iglesia simplemente a través de una pared - siendo lo interesantísimo del caso que, sin que la organista lo hubiese sabido en el momento de presenciar los acontecimientos, pero según lo aprendió más tarde, el lugar por donde el fantasma atravesó la pared había sido otrora el vano de una puerta eventualmente amurallada y obliterada.)