Un (£25), dos (£45) [Desafortunadamente, eso no nos iluminó en nada. Sigamos, otra posibilidad no hay.]
Un (£25), dos (£45) y cuatro día (£85) [¡Ahá! Ahora, por lo menos sabemos que se trata de días; un, dos, cuatro día - así, día singular, a pesar de que sean cuatro - de algo; ¿cuatro día de qué? Sigamos.]
Un (£25), dos (£45) y cuatro día (£85) cursos [Ahá, ahora, por fin, sabemos lo que nos hubiese gustado saber desde un principio - se trata de cursos - y ahora podemos reconstruir el rompecabeza: cursos de un día (a £25), de dos días (a £45), de cuatro días (a £85) se dicta cada semana.]
En inglés: One (£25), two (£45) and four day (£85) courses are run weekly.
» Nuestra atención sigue siendo cautivada por casas radiantes de solidez y de individualidad - no sacadas de un mismo molde, ni siquiera concoctadas con hábiles permutaciones modulares, sino obviamente cada una el fruto del esfuerzo creativo de un arquitecto; cautivada no sólo por cada casa sino por la frecuencia de tales casas.
No es que no haya casas como sacadas de un molde; hay barrios enteros como sacados de un molde múltiple, todas las casas a la vez; por ejemplo, cerca de Dingle, vimos un tal barrio, con techos tan puntiagudos e iguales que el conjunto, visto desde una colina, más parecía una valla anti-tanque o una defensa anti-plato volador. Y no es que no haya casas humildes. Pero la presencia de tantas casas hechas de medida, y hechas bien, es otra similitud con Iberoamérica y diferencia con Angloamérica.
La distinción iresa se manifiesta también en los callejones sin salida. En vez de llamarlos por la versión inglesa dead end, los llaman por la versión francesa de culo de bolsa, cul-de-sac.
Atha Cliath/Dublin, mejor dicho Dun Laoghaire, que es el puerto auxiliar para el catamarán, y fin de la interesantísima gira por Eria.
Habíamos proyectado nueve-diez días; nos llevó veintidós días - y hubiese sido mejor con un día o dos más. La misma historia de siempre por toda América.
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Navegando de vuelta a Gales en el Reino Anónimo - nos gustaría inventar algún nombre más constructivo, así como inventamos el nombre Vespuccia, incluso Hesperia, incluso Atmepakah, pero nada se nos ocurre por ahora; quizás algún día.