Y aquí estamos, considerando, sondeando, uno de los simbolismos de este primer cruce del océano Atlántico por un medio aéreo y en un tiempo de horas que, hasta entonces, eran más del dominio de los cuentos de hadas que del dominio de la realidad - un caso concreto que se impone como símbolo de todos los demás casos de injusticia, ignorancia, parcialidad, o lo que fuere, pero de todos modos, de nauseabunda socavación de lo que tendría que ser un lindo, simple, pero fiable en su simplicidad, acervo cultural popular; y no por culpa del pueblo sino de aquellos que tienen el privilegio y la responsabilidad de formar tal acervo cultural popular.
Ahora bien.
Cómo nos gustaría, algún día, preguntar a cien personas quién es Brown, y ver cuántas contestarían con sólo perplejidad en la cara, preguntándose por qué preguntamos semejante abstrusa vaciedad; y preguntarles quién es Alcock, y ver cuántas contestarían con sólo azoramiento en la cara, preguntándose por qué preguntamos semejante abstrusa vaciedad; y preguntarles quién es Lindbergh, y ver cuántas chispearían con la radiante contestación, de que, naturalmente, Lindbergh fue aquel héroe que fue el primero en cruzar el Atlántico en avión, de qué grandiosa fue su recepción en París. Y nos preguntamos: ¿impera esta diferencia entre el abismal olvido (popular) para Brown y Alcock, y la imperecedera glorificación (popular) para Lindbergh sólo porque Brown y Alcock levantaron vuelo en un sitio desolado lejos de muchedumbres y periodistas, mientras que Lindbergh levantó vuelo en un sitio sobrepoblado en el medio de muchedumbres, publicidad y periodistas; porque Alcock y Brown aterrizaron en esta desolación, sin muchedumbres y con un solo periodista - ni siquiera el periodista que les había estado esperando durante semanas, de autoridad internacional, sino un periodista local, mientras que Lindbergh aterrizó en un sitio sobrepoblado, en un colchón de muchedumbres, publicidad y periodistas?
Está bien que Lindbergh tuvo el "romanticismo" adicional de haberse aventurado en solitario, por lo que, indudablemente, hizo algo en primicia, pero ello no fue el primer vuelo transatlántico como lo quiere la equivocada mitología popular, relegando injustamente a Alcock y Brown al olvido; y además, lo que hizo, lo hizo en 1927, ocho años después de Alcock y Brown, que son ocho largos años en época de adelantos técnicos tan rápidos; y se puede decir que el avión de Brown y Alcock llevando el peso de dos personas fue más una hazaña que, más tarde, el avión de Lindbergh llevando una sola persona.
¿Dónde están aquellos que tienen el privilegio y la responsabilidad de formar y guardar en sus rieles el acervo de cultura general popular en este asunto y muchos otros asuntos, para que la gente deje de creer que Lindbergh fue el primero en cruzar el Atlántico; deje de creer que - pero serían demasiados ejemplos de agravios, por omisión y comisión, por los eruditos a las masas.
Colón quizás tenía mucha razón cuando rehusaba "tomar posesión" de las tierras que pisaba, donde había sólo monos a la vista, y cuando esperaba hasta >>>>>>>>