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Tercer día más tarde.
Estamos en Nueva Escocia. Y sí, no pudimos resistir. ¿Dónde fue que tocó tierra Sinclair, si es que realmente tocó tierra? Otra desviación incidental. En vez de ir al sur, a Halifax, fuimos al norte, a Pictou - a ver qué podríamos detectar al respecto.
Por la más accidental casualidad, dimos no con mudos afloramientos de brea y con mudas cuevas sino con algo con qué pudimos hablar; con una locuaz familia, parte de un clan escocés con su propio orgulloso tartán, familia que proclama un parentesco directo con el caballero conmemorado en el grabado rupestre que vimos en Westford - caballero de calidad y nombre, se nos informó solícitamente, Sir James Gunn, caballero y compañero del príncipe Sinclair en su aventura americana precolonense.
Por esta familia - lógicamente también apellidada Gunn, pues - aprendimos que, en realidad, el primer contacto del príncipe Sinclair con tierra americana no ocurrió aquí (lo que acogimos con alivio porque del momento cuando escuchamos que Sinclair había tocado tierra en Pictou y cuando ubicamos el sitio en un mapa, el lugar nos había parecido inexplicable, hasta sospechoso, por encontrarse en una costa no expuesta al océano abierto) sino que ocurrió en la bahía de Chedabucto, al este de aquí, cerca de la localidad de Guysborough (lo que acogimos con alivio porque esta bahía sí se encuentra hacia el Atlántico abierto desde Europa).
Y, por esta familia, tenemos contacto establecido con el secretario de la Sociedad Sinclair de Nueva Escocia quien, no sorprendentemente, reside en Guysborough; y nos mostrará el sitio.
Ahí vamos.
Guysborough.
Tenemos cita para mañana. Esperamos que el tiempo mejorará porque, hoy, fue todo de garúas, lluvias y nubes.
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Hoy, bajo llovizna, liviana pero insidiosa - el tiempo no se apiadó - vimos el sitio. En una bahía muy protegida, más bien un brazo de mar cerrado que una bahía; en la parte más resguardada del fondo, y super-protegida por una lengua de tierra dentro del brazo de mar propio.
Bahía de Chedabucto