Providencial coincidencia.
Un conocido nuestro que, en su negocio necesita una flota de camiones, y que, por ello, se mantiene al tanto de qué ocurre en el renglón automotor, y a quien habíamos mencionado nuestras vacilaciones en cuanto a si seguir con nuestro motor tal cual, o hacerlo refaccionar, o comprar un motor nuevo, acaba de comunicarnos que vio una oferta de motores nuevos de nuestra marca a precio razonable - y ¿dónde? ... en Vermont, sin que él supiera que estamos por aproar hacia Vermont.
Con semejante empujoncito de la casualidad, no más vacilaciones. Arqueología heterodoxa y motor de nuestra marca nuevo, todo en un solo viaje.
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Vermont.
Cinco días en un motel a 200 metros del taller mecánico, esperando el motor nuevo; el motor nuevo, y también, como cuerdas intervenciones periferales a un cambio de motor, un disco de embrague nuevo y una limpieza interna del radiador.
La prioridad dada al motor por sobre la arqueología es bien lógica: las varias corridas en busca de informaciones y de sitios servirán de pista de prueba del motor nuevo y de su instalación.
Mañana, tendría que estar listo, y pasado mañana, tendríamos que empezar a desenredar el ovillo de incertidumbres arqueológicas.
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Hoy. Directora de la Sociedad de Arqueología.
No está. Mañana.
El motor parece andar bien. Tuvimos un rato de incertidumbre cuando la ambitura del agua empezó a pasar de la normal sin que se supiera hasta dónde; pero, al rato, la ambitura cayó abruptamente de vuelta a su nivel normal; probablemente una burbuja de aire en el sistema de agua; felizmente, no más que un poco de aprensión.
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