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* La subsiguiente colonización por los Holandeses;

» con el asentamiento de Nieuw Amsterdam en la punta frontal de la isla, asentamiento limitado por una pared a lo largo de la última calle, el futuro verdadero Wall Street;

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con el asentamiento de Nieuw Haarlem en la punta trasera de la isla;

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con una ruta de conexión, establecida se dice que por esclavos negros, a lo largo de una senda paraborigen, hoy el famosísimo Broadway, tantos kilómetros en longitud que, según ya comentamos, sería más apropiado llamarlo Longway, y que es prácticamente imposible no cruzar o no seguir, a dónde sea que uno vaya en Manhatan - empezando con nuestra propia entrada a Nueva York por el puente Washington;

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con topónimos escondiendo una vaqueriza holandesa, un bouwerij (hoy, el barrio de Bowery); escondiendo una pequeña ciénaga torcida holandesa, un krom moeraij (hoy, el barrio de Gramercy); escondiendo toda una comarca de tierra quebrada, un Breukelen para los Holandeses (hoy, el barrio de Brooklyn).

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Incluso vimos en un mapa, aun reciente, un Haarlem Meer.

* El ataque por los Ingleses de la colonia holandesa - conquistando no solo la isla físicamente sino también los vínculos, ya bien provechosos, forjados por los Holandeses con los Móhoks de Iroquoia.

* La reconquista por los Holandeses.

* El arreglo final entre los dos invasores: canje de Manhatan por Surinam.

* La locura frenética de haber dejado, y de estar dejando, acumularse semejante densidad de gente, de rascanubes, de tráfico, en una isla con sólo limitados embudos de comunicación con el mundo exterior; con el consiguiente purgatorio diario para tanta gente, y con la posible trampa infernal en caso de catástrofe.

* ¿Puede una ciudad así, desaparecer del mapa? ¿Puede, algún día, volverse un sitio arqueológico?

Así fue nuestra percepción de Nueva York.

Así fue nuestra última visita de la Expedición. Con el mismo entusiasmo, hasta la última palabra, que nos guió a cada paso, en cada observación, a lo largo de esos 8 años y 5 meses, a lo largo de esos 349.000 kilómetros de la Expedición.  Y con entusiasmo todavía sobrante.

Ultima visita.  El fin.

Si sólo pudiera haber un día más de la Expedición. Puede haber. Démonos una última tardecita, una última noche, un último "mañana".