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El problema surge cuando la persona marcando tal desinencia telefónica literaria (en vez de numérica) es analfabeta y, si bien sabe qué palabra marcar, se equivoca en la ortografía, y nunca logra establecer la conexión deseada, y más bien importuna algún otro abonado con su llamada equivocada. Sabroso, como se diría en Colombia.

/\  Es realmente para estremecerse, tomar sobria consciencia del peligro de tanta gente hormigueando en esta isla sin escape en caso de catástrofe y pánico ya que, aun en tiempos normales, los puentes y los túneles no alcanzan - con frecuentes demoras de diez minutos a media hora, o más.

Y es para asombrarse que un gobierno municipal, siglo tras siglo, haya permitido, haya fomentado, tal desatino por insaciable voracidad de dinero. Y poco a poco, los rascanubes siguen creciendo; y poco a poco, el gentío sigue espesándose.

/\  El hecho de que estamos en los últimos-últimos días de esta Expedición no impide que las cosas se sigan desgastando y rompiendo.

→ Una cubierta rindió el alma. Lamentablemente, en el taller donde armaron la cubierta de repuesto, nos golpearon la pintura con el crique, o macaco, o gato.  Habrá que arreglarla.

→ El motor de arranque rindió el alma. Y nos demostró muy ilustrativamente lo cuerdo que fue siempre, durante la Expedición, arreglar las cosas al primer signo de duda o aún antes, si posible: en este caso, el arrancador nos dio repetidos avisos, durante dos semanas, de que algo no estaba bien, y nosotros, un poco por estar tan atareados y un poco por negligencia, no nos ocupamos hasta que, un día, Karel tuvo que cambiarlo en la calle, en la nieve - ni siquiera fría y seca como en el Artico, sino derritiéndose.

/\ Otro capítulo de nuestra experiencia neoyorquina fue el revelado de nuestras últimas fotografías, las últimas fotografías de la Expedición.

Por ser el postrer revelado de despedida y por realizarse en la gloriosa ciudad de Nueva York, podía haber sido placentero y de deslumbrante técnica. Pero no. Fue una reminiscencia, con cada gota de sudor y sangre, de nuestras luchas fotográficas en Lima y Santiago de Chile - con el agravante a desfavor de Nueva York, de que, en Lima y en Santiago, por lo menos no se proclaman el ombligo del mundo; y nos hizo añorar nuestra satisfacción fotográfica en São Paulo.

En varios laboratorios donde averiguamos, ni nos animamos.

En uno, donde nos pareció que podríamos arriesgar, donde nos revelaron un rollo de prueba a satisfacción, en el segundo rollo, los colores empezaron a mostrarse más fantasiosos que realistas - y peor que todo, infinitamente peor, >>>>>>>>