lo diferente. Con tal coexistencia como la referida, ya no se puede soñar más con esas gentes extrañas, lejanas, diferentes - se las ve todas, aquí mismo. Nada queda para alimentar sueños tan necesarios al bienestar individual.
/■\ No nos acordamos si ya lo mencionamos anteriormente, pero siguió ocurriéndonos en Nueva York. La gente preguntándonos, en base a la palabra "Panamericana" en el nombre de esta Expedición
si 1) veníamos de Panamá o
2) si habíamos estado en "Panamericana" (¡sic!).
/■\ Fuimos descubiertos por tercera vez por un mismo hombre. Una vez, en Tucumán, una vez, en Buenos Aires, una vez, aquí. Y fuimos descubiertos por un hombre que nos vio ¡en Guayaquil!
/■\ Los desamparados. Los homeless, en el más crudo sentido de la palabra.
En ningún sitio de nuestra Expedición, vimos desamparados tan desamparados como en Nueva York. Vimos gente pobre, muy pobre, pero con aunque sólo un cubículo de papel alquitranado en un bastidor, en el cual refugiarse y sentirse en casa, sea. En ningún país de los catalogados como pobres, vimos gente prostrada literalmente en la vereda, contra una pared, contra el portal de una iglesia, en el andén del tren metropolitano, a veces con el lujo de un diario por debajo, a veces directamente en el suelo; algunas veces con dos, tres, cuatro, bolsas de quién sabe qué pertenencias; a veces, en verdad, sin nada.
"Al pie del cañón", frente al río Hudson, fin calle 89 oeste
Alguna vez vimos la "mansión" de una hoja de plástico por encima de un banco, lugar de dormir de un desamparado. Algunas veces, vimos la "mansión" de un cajón de cartón del tamaño para entregar heladeras y otros objetos grandes nuevos, en el cual cajón el desamparado dormía como en un túnel del tamaño de un féretro.
Y hay la desalmada persecución de esos desamparados, como, por ejemplo, vedándoles un pequeño rincón formado por dos paredes, que servía, a uno u otro, de dormitorio en el suelo, con o sin papel, levantando, en hipotenusa, una carísima reja con puntas encorvadas como para jaulas de león.
Persecución, a veces, aun a costa de incomodar a la otra gente, siempre que se destierre a los desamparados,
→ como, por ejemplo, según ya mencionamos, quitando las casillas de teléfonos;
→ como, por ejemplo, minimalizando, afeando, arbustos y matas, detrás de los >>cuales desamparados trataban de dormir;
→ como, por ejemplo, vedando con alambre de púa a las familias, enamorados y >>otros paseando en un parque todo un cuadrado con bancos en tres de sus >>costados solamente para que los desamparados no puedan dormir en los >>bancos;>>>>>
→ y otros casos que igualmente vimos.