noche para cuidar vehículos mientras que, aquí, los guardas vigilan sólo, desde aproximadamente las 17 a aproximadamente las 23, los peatones, en las horas de mayor tráfico pedestre entre trabajo, casa y diversión.
/■\ Y la vandalización de las paredes. Otra cosa que nunca hubiésemos imaginado posible en Vespuccia cuando la criticábamos con desprecio en muchos otros países.
Pero sí, aquí está a la vista de todos, y con una agravante. La agravante de que, en Nueva York, la vandalización de paredes nunca es para expresar una idea, siempre es por pura inútil destrucción (a no ser que se considere tal inútil destrucción en sí como una expresión inconsciente de la idea de un ambiente social imperante); mientras que, por contraste, en todos los demás países, la vandalización de paredes es siempre para expresar una idea de interés público - social o político - siendo el ingrediente vandálico sólo una barbaridad colateral. Por espíritu de justicia, cabe notar que, en términos de cantidad, estos demás países se llevan los laureles.
Nueva York tiene, además, la especialidad, que no vimos en ningún país de los vandálicos, de vandalizar camiones y camionetas de inocentes particulares con los mismos chorros de pintura.
Frente al 413 este de la calle 84
/■\ Basura desparramada en el suelo es otro tema de sorpresa y reminiscencias. Nunca hubiésemos anticipado ver tanta basura en las calles de Nueva York. Al contrario, cuando veíamos la basura en otros países, siempre teníamos como fondo de comparación la limpieza vespucciana. Sin embargo, aquí está, inclusive, a veces, con botellas rotas, con el consiguiente peligro mortal para las cubiertas.
Increíblemente, cuando se derrite nieve que estuvo en el suelo varios días, nos acordamos de Chisasibi, por la densa mugre que aparece.
Y no son basurales accidentales, como por acción del viento, por ejemplo. Son, frecuentemente, basuras deliberadamente botadas; a veces, desenfadadamente, en alto vuelo, por ventanillas de coches, a dónde sea que caigan; a veces, con sigiloso decoro, por puerta entreabierta, directamente al piso - y si debajo del coche, mejor. Vimos basura volar de coches incluso de policía (policía de tránsito, hay que aclarar, para salvaguardar el honor de los inocentes); incluso de un coche de médico.
/■\ Incidentalmente, ¿cómo sabemos que fue coche de médico?
Muy simple. En Vespuccia, la cofradía más halagada, en realidad la única reconocida digna de veneración pública, es la médica. Una verdadera medicocracia. Sospechamos que no por respeto sino por superstición aunque sea subconsciente - si venero al brujo, los poderes que el brujo encarna me serán >>>>>>>>