> El ablandamiento del mecanismo; lo que significa que cada una de las 88 teclas, etc., de un piano "nuevo de fábrica" ya fue tocada no menos de diez mil veces, y ni siquiera por una mano y un alma humanas sino por un robot; con los consecuentes re-ajustes y re-re-ajustes de todo lo que ya había sido ajustado previamente.
> La primera afinación - de muchas, hasta que las cuerdas vírgenes no se estiren más; lo que, cada afinador confirmará, es empresa de malabarismo porque un piano no se afina según el equilibrio natural de acústica pura.
Con semejante lujosa manufactura de medida - y el precio que exige - podría parecer que comprar tal piano sería solamente cuestión de mandar el dinero y decir "mándeme uno". Pero no es así. Cada piano tiene un alma diferente; cada piano tiene sus fibras de madera específicas como ningún otro; sus fieltros de martillos específicamente propios en densidad y forma como ningún otro. El comprador debe estar dispuesto, a más de gastar la pequeña fortuna, a tomarse el trabajo de elegir, entre dos, tres cuatro, unidades del mismo modelo, la unidad hermana de su alma musical; e incluso a no encontrarla y a esperar nuevas unidades.
Finalmente, tuvimos el brutal asombro de que, aun en este bastión mundial de pianos de concierto para glorificación de música clásica, se infiltró, se arraigó, y florece, por lo menos un solemne disparate para no decir burrada, por parte de algún docto erudito.
Por culpa de algún docto ingeniero - que haya sido por comisión u omisión - en esta fábrica, se refieren a los dos tipos de teclas de un piano, como "teclas naturales" para las blancas, y "teclas sostenidas" para las negras;
║ cuando, primero, ciertas teclas blancas también pueden ser para "sostenidos"; - y para "bemoles" también;
║ cuando todas las teclas negras son igualmente válidas para "sostenidos" como para "bemoles", según la tonalidad de la música;
║ cuando sería tan fácil referirse a los dos tipos de teclas como blancas y negras;
║ aun cuando esta descripción tampoco es la correcta porque a un pianista poco le importa el color de las teclas pero sí fundamentalmente le importa la topografía del teclado, la diferenciación de las teclas en bajas y altas, en largas y cortas, en anchas y angostas - que es la manera inteligente de referirse a ellas, especialmente por parte de profesionales;
║ dejando lo blanco-y-negro al vulgo que no puede saber más, justamente porque los doctos eruditos lo descarrian en vez de guiarlo; y olvidándose de que jamás algún idiota se refirió a "teclas naturales" y "teclas sostenidas".
Todo cuanto nos hizo acordar de que, aun en la etérea esfera de música clásica en general, florecen solemnes disparates para no decir burradas por parte de doctos eruditos.