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teclado. Esto es para compensar el eventual desgaste de las teclas más tocadas.

  ♦ Mecánica intermedia entre las teclas y los martillos.

Cada una de estas 88 mecánicas, una maravilla de palanquitas compuestas, retenes, pasadores, ajustadores, resortes, madera, fieltro, cuero, metal, increíblemente capaz de ejecutar, en una secuencia de nanosegundos, y otra vez, y otra vez, las siguientes varias funciones.

1. Debe transmitir al martillo más fuerza que la que recibe de la tecla, de manera que el martillo se mueva más rápido y una mayor distancia que la tecla.

2. Debe permitir que el martillo se adelante a la mecánica y que se lance en disparo libre en los últimos milímetros de su movimiento hacia las cuerdas, rebotando instantánea- y libremente de las cuerdas.

3. Debe, cuando el martillo rebotó, atraparlo para evitar que el martillo re-rebote, por impulso, de vuelta hacia las cuerdas.

4. La parte de la mecánica que propulsa y proyecta el martillo debe estar de vuelta en su posición básica aun antes de que el martillo haya vuelto completamente de las cuerdas a su posición básica, de manera que dicha parte de la mecánica sea capaz de re-propulsar el martillo en rápida sucesión sin la pérdida de tiempo que resultaría de dejar el martillo re-asentarse totalmente.

5. Intimamente interconectados con la antedicha complejidad son los apagadores de sonido, 88 de ellos.

¬ Cada uno debe levantarse de sus cuerdas en el instante exacto cuando el martillo toca las cuerdas.
¬ Y cada uno debe quedar fuera de sus cuerdas tanto tiempo cuanto la tecla queda apretada, aun después del impacto del martillo en las cuerdas.
¬  Y cada uno debe re-asentarse en sus cuerdas al instante, cuando se suelta la tecla.
¬ Y cada uno debe tener la capabilidad de quedar apartado de sus cuerdas a elección del pianista aun después de soltada la tecla, lo que se logra por medio del pedal del medio de los tres pedales.
¬ Incluso, cada apagador, o varios de ellos a elección del pianista, debe tener la capabilidad de levantarse y quedar levantado aun sin que los respectivos martillos siquiera hayan tocado las respectivas cuerdas; de manera que dichas cuerdas, silenciosas, queden libres, y empiecen a sonar con un sonido feérico sin que nadie las haya tocado, solamente por simpatía acústica con otras cuerdas - o incluso con otros instrumentos - siendo o habiendo sido >>>>>>>>