contraste, con "solamente" varios millones de veces del microscopio electrónico, y con las 2.000 veces del microscopio óptico).
Tal alarde de tecnología no impide que se admita, con sorprendente humildad, que una procesadora, una ordenadora, no son más inteligentes que el programa que las guía. A lo que agregamos nosotros que el programa no es más inteligente que el programador que tuvo la inteligencia - y paciencia - de concoctarlo. Así que la maravilla de todo ello no es la tecnología sino el cerebro humano.
/■\ Los Claustros.
¿Es ello otro caso de anhelo por una sociedad nueva de tener algo que sólo mucho tiempo puede dar - o mucho dinero, para traerlo de tierras viejas? ¿O es ello una esclarecida manera de salvar, de total dilapidación, irreemplazables pedazos de arquitectura y re-encarnarlos en una nueva vida de incontables siglos? ¿O es ello una astuta manera de mudar las partes de mayor interés de un edificio sin cargarse con los rellenos?
Los Claustros son un núcleo monacal frescamente construido en pleno siglo XX (1938) con la incorporación, entre sus piezas más decorativas, de algunas piezas auténticamente medievales - como ser capiteles, columnas, incluso portales, incluso toda una ábsida - espigadas de no menos de ocho antiguos establecimientos eclesiásticos medievales diseminados en Francia y España, en vía de dilapidación.
Esta compota arquitectural es, en cierta manera, más interesante que un edificio de origen único, y, en ciertos elementos, lleva al observador inquisitivo a tiempos mucho más remotos que la Edad Media. Aquí se ve:
1) un portal con arco en maciza semi-redondez bajo el yugo de la gravedad, directo descendiente de la arquitectura romana - ejemplo de estilo románico;
2) un portal tratando, de aliviar o desviar el yugo de la gravedad; de elevarse hacia la deidad; y logrando levantar el medio de su arco a punto de torcerlo, romperlo, en dos arcos complementarios menores grácilmente apoyados entre sí en el punto de quebradura - ejemplo del liberado, atrevido, estilo ojival;
3) capiteles que son la versión medieval del clásico capitel corintiano de hojas erectas con nervaduras, versión derivada, naturalmente, no del original griego sino de ejemplos incorporados en estilizaciones romanas del mismo tema;
4) una combinación de románico, en el espesor de muros y pequeñez de ventanas; y de ojival, en la liviandad incipiente del abovedado.
Y hay muchos objetos sueltos de los mismos tiempos y estilos.