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1) En cuanto a incandescencia de filamentos, estaba convencido - en oposición al concepto hasta entonces estante al respecto, de una fuerte corriente por un material de poca resistencia - de que lo viable y promisorio era una corriente de fuerza menor por un material de resistencia mayor.

2) En cuanto a peligrosidad de la electricidad, estaba convencido de que la corriente alternada es mucho más peligrosa que la corriente directa. Y para ilustrar y confirmar su tal convicción, inventó la ... silla eléctrica, con corriente alternada.

Así es una ilustración de un inventor profesional - a veces también mercader de sus propios inventos o casi-inventos - que recibió su primera patente a la edad de 22 años, y que le fue agregando hasta llegar a 1.093 (sí, mil noventa y tres) patentes, 64 años más tarde, cuando murió, todavía experimentando.

/\ Finalmente, es de interés detenerse a reflexionar que la modalidad de Thomas Alva Edison de emplear un numeroso elenco de ayudantes - en laboratorios especialmente equipados para fabricaciones y procesos a-normales - para la exploración y la posible realización de sus ideas, parece haber cerrado, o por lo menos inhibido, la era de los inventores solitarios, excéntricos, y abierto la era de los sistemáticos laboratorios de investigaciones mancomunados modernos - aunque no se puede olvidar que una verdadera chispa nueva no puede salir de varias cabezas a la vez, debe salir de una sola cabeza, aun cuando haya sido, primero, fomentada por aportes colectivos, y luego sea desarrollada ya no en solitario sino, también, entre aportes colectivos.

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Esta mañana, hacia nuestra próxima meta - nuestra última meta antes de la última ciudad de esta Expedición - y una meta realmente inhabitual, aun un objeto de escepticismo en cuanto a su existencia misma mientras no la veamos, un Museo de ... Basura.

Viajando; por muy traficadas arterias, naturalmente.

Repentina, inesperada y fantasmal visión de la ciudad de Nueva York desde unos quince kilómetros. Visión de purgatorio: angulares siluetas negras fuera de foco en un manto colectivo de contaminación.

Sí, el Museo de Basura existe. Apropiadamente, al final de un desolado camino de fin de mundo, entre ex-bañados ahora obliterados por colinas de basura - hay que reconocer que, éstas, bien disfrazadas - y bañados aun sobrevivientes, ahora protegidos como tesoro natural, si no nos equivocamos.

Veamos.