Y pensar que, si bien el costo por unidad de alimento al consumidor es, nominalmente, menor en los alimentos de origen químico que en los alimentos de origen natural, el costo final no es necesariamente así, ya que el consumidor químico, por una parte, recibe alimentos frecuentemente menos nutritivos, y por otra parte, paga, a más del precio de los alimentos, eventualmente, (considerando que la misma corrupción química perjudica también la ganadería y otros aspectos alimenticios) los gastos de posibles dolencias relacionadas, mientras que el consumidor natural paga sólo el precio de los alimentos y no se preocupa por enfermedades relacionadas.
Extendiendo bien inesperadamente el tema a los Estados Unidos Mexicanos, entre los muchos, largos, complejos, pacientes, experimentos de este Centro, uno les interesaría sin duda a los Aztecas. El desarrollo de un amaranto cultivable industrialmente: plantas con menos altura, mayor rigidez, más rápida maduración, mayor tamaño de semillas, mayor rendimiento, mayor indehiscencia, mayor resistencia a pestes, y fácil trillado.
■ En cuanto al Rotolactor.
Evidentemente, tiene algo que ver con rotación y con leche. Pero nada tiene que ver con centrifugado de leche como sería para su descremado.
"Rotolactor", si bien dejó de existir después de muchas décadas de actividad, seguirá siendo una idea memorable. La idea de ordeñar vacas en una calesita. Ordeñar entre 1.500 y 1.600 vacas en una calesita. Dos veces al día, naturalmente, o sea entre 3.000 y 3.200 ordeñes por día en una calesita.
La cosa era como sigue.
/¤\ Las vacas estaban encaminadas (o mejor dicho se encaminaban, porque ya conocían la rutina) por un brete, vaca por vaca, hasta encontrarse, una por una, lado a lado como rayos de una rueda, en una gran plataforma circular con lento y continuo movimiento giratorio.
/¤\ La primera vaca y cada vaca siguiente, apenas parada en la plataforma siempre en su lento movimiento, estaba conectada con la maquina ordeñadora, y estaba siendo ordeñada al mismo tiempo que las nuevas vacas seguían viniendo y colocándose lado a lado como más rayos de la misma rueda, con la plataforma siempre en movimiento; un total de 50 vacas permanentemente presentes a la vez en la plataforma, en diversas, progresivas, etapas de ordeñe.
/¤\ La velocidad de la calesita estaba regulada de tal manera que la primera vaca se encontraba - ya ordeñada, y mientras las otras 49 vacas estaban cada una en su punto del ordeñe - casi de vuelta en su punto original de acceso a la plataforma, ahora saliendo de la plataforma, siempre en marcha adelante, hacia el centro de la calesita, hacia un túnel saliendo por debajo de la plataforma hacia los establos, una vaqueriza para cada 50 vacas.