Ay, como para desmentir que se puede olvidar la contaminación, y como para confirmar que sí existe, justo apareció en el horizonte una montaña con un nutrido y muy activo penacho de humo, que nos hizo acordar del Popocatépetl salvo que, aquí, con mucho más volumen de humo; pero no es un volcán sino un ordinario cerro, en línea de visión con una tremenda industria.
Llegados al centro de investigaciones hortenses.
Apropiadamente sito en una chacra; con los campos, ahora, clasificados en multitudinarias parcelas, y los edificios, ahora, metamorfoseados en oficinas de última moda.
Empezamos a conversar pero habrá que seguir mañana.
Vamos a pernoctar en otra chacra, que coopera con este centro de investigaciones. Es una familia, en varias generaciones, de Mennonitas. Es realmente gente de otro mundo por la naturalidad de su amabilidad, por su falta de malicia.
Cuánto tiempo hace que no tuvimos que poner la doble transmisión, pero aquí, sí, para poder movilizarnos por el hielo de la chacra, absolutamente asesino por ser hielo no de agua sino de nieve, con todas las irregularidades del terreno, y con la ambitura exacta para mantener el hielo húmedo, en su estado de máxima resbaladicidad.
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Terminada la conversación. Pero sin tiempo para poner las notas en orden. Tenemos que llegar a nuestra próxima meta, cerca de Plainsboro, antes del fin de la tarde.
Inexorablemente se multiplican los alarmantes indicios de auto-denominada y ególatra civilización: más rutas, mayores rutas, autopistas, más cruces, más vehículos, mayores vehículos, más construcciones de toda descripción, líneas de alto y nocivo voltaje.
Acabamos de cruzar del estado de Pennsylvania al estado de Nueva Jersey, último estado antes de Nueva York - lo que no es una estadística, es un pensamiento ante el inminente fin.
Claro que, en vez de Nueva Jersey, otro nombre, tomado de otros tiempos, sería Lorraine; otra vez, naturalmente, por decisión de nuestro viejo conocido Giovanni da Verrazano, en 1524, como parte de su continente Francesca.
Llegamos a nuestra nueva meta. No hay nueva meta.
Ya no existe. Sin embargo, el Rotolactor - que así era su nombre - sigue vivo en la memoria de mucha gente. No sin razón.