Pero son las distancias largas - antiguamente excepcionales pero, hoy, más frecuentemente necesarias - que realmente presentan un dilema.
■ Vimos gente llegar al pueblo en su carrito con caballo, atar el caballo en un estacionamiento (con servicio de barrido de bosta) y tomar un ómnibus a quién sabe dónde.
■ Algunos deciden que un automotor no es un pecado siempre que sea sin ostentación, para pura, humilde, utilidad. Y encuentran paz de conciencia pintando los paragolpes, y cualquier parte cromada, con negro.
■ Y hay los muy astutos, quienes no tienen inconveniente en viajar en automotores ... siempre que sea otro que maneje - lo que no ocurre en base individual como una persona con su chofer, lo que sería definidamente ostentoso, sino en base colectiva ocasional, de un grupo con un conductor.
Y así luchan los Amishes.
■ Tienen su propio sistema educacional. La meta, con las niñas, es poder leer >>la Biblia y hacer cuentas de almacén y de casa; y con los varones, apenas >>más. Es que más no es necesario para llevar una vida según Dios manda.
■ No creen en servicios sociales. Creen en autosuficiencia.
■ No creen en violencia, ni siquiera como autodefensa.
■ Crían sus niños según sus preceptos, naturalmente, pero no los hacen >>miembros titulares, involuntarios y captivos, de la secta amish sino que, >>muy laudablemente, les dejan la libertad, cuando llegan a cierta edad, de >>elegir, con conocimiento de causa, si quieren ser miembros de la comunidad >>amish o del mundo allá afuera.
Una alternativa que tiene un Amish para quien la ética amish es demasiado severa, pero que no quiere hundirse en la perdición del mundo allá afuera, es volverse Mennonita, una ética muy afín a la amish pero más liberal.
Las circunstancias de estos Amishes y Mennonitas, aquí, son muy diferentes de las circunstancias de los Mennonitas que visitamos en Paraguay.
En Paraguay, los Mennonitas tienen su propio mini-imperio aislado en un lugar apartado del país, homogéneo, con ellos mismos y nadie más salvo los paraborígenes, mientras que, aquí, es un caso de rocas individuales, separadas, rodeadas y batidas por una marea cada vez más turbulenta y corrosiva día a día. Por ello quizás, aquí, insisten tanto en limitar sus contactos con no-Amishes - aun con sus vecinos inmediatos - a un "buen día" o "qué tiempo" de buena vecindad pero no mucho más.
La pregunta es si este distanciamiento es la causa o el resultado de la poca consideración que los no-Amishes tienen de sus vecinos amishes, considerando >>>>>>>>