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los tiempos. En Egipto, se consideraba hongos como alimento mágico y divino por la rapidez de su eclosión y lo efímero de su existencia.

Nosotros, hace dos días que estamos comiendo hongos, hongos, hongos, incluso crudos; y, en muchos días por venir, estaremos comiendo más hongos, hongos, hongos; regalados por las dos empresas - en un caso, en una canastita, en el otro caso, con la diversión adicional de recogerlos nosotros mismos de las camadas.

¡Qué diferencia, podemos decir nosotros, entre la recolección de hongos, de esta manera, eficiente, prosaica, sin dudas, sin expectativas, sin sorpresas, sin siquiera tener que agacharse, sin fragancia, sin colores, insaludablemente inactiva, y la recolección de hongos en bosques, con expectativas, con dudas, con sorpresas, con alegrías, con fragancias ambientales y aromas de los hongos, con descubrimientos, con multiplicidad de colores, con variedad de formas, con  cautela siempre alerta en cuanto a  comestibilidad  o toxicidad, con saludable actividad física, con enriquecimiento de cuerpo, mente y sensibilidad. Más que una diferencia entre recolecciones de hongos, una diferencia en filosofía de la vida.

Claro, los hongos "naturales" no tienen el honor de las 8 (¡ocho!) fumigaciones químicas preventivas automáticas y de las posibles fumigaciones químicas curativas en caso de epidemia, infligidas a sus primos trogloditas y/o a los galpones de éstos.

Pero, claro, los hongos "naturales" nunca tendrán un rendimiento de tres a cinco kilogramos por metro cuadrado como tienen sus primos mico-trogloditas.

Nos hace pensar en el simbolismo análogo del contraste entre la piragua con motor, ruido y velocidad - cuando no había que arrastrar la piragua por bancos de piedras por falta de agua - y la piragua a palo, silenciosa y lerda, en nuestro paso por las selvas del Darién y del Chocó.

Con hongos, no tenemos problema de colesterol malo, ingerimos pocas calorías y poco sodio, y sí recibimos bastante riboflavina, potasio, fósforo y fibras.

También, se cree que hongos comidos regularmente sobre años protegen contra ciertas enfermedades.  Se está haciendo estudios.

Y ahora, el fastidio que veja a quien se pregunta qué relación puede haber entre un hongo y una habitación-para-pasta; porque, en inglés, hongo se dice mushroom.  Pregunta bien interesante por lo interesante de su esclarecimiento.

Esclarecimiento que hay que buscar en la misma cajita de sorpresas donde encontramos - durante nuestra visita del Straumfjord de los Vikingos - la explicación de un ancón marítimo con nombre de pradera, y con, aparentemente para mayor precisión, también el apellido del dueño de la pradera, Lancey Meadows.  Praderas Lancey.