con sus centenares de lucecitas prendiéndose y apagándose; y gente haciendo nada, una indicación de que todo, en ese momento, estaba en orden y funcionando en modo automático.
De más interés para nosotros fue la laudable atención dada por el pequeño museo anexo, a ciegos y sordos: para ciegos, tiene todas las leyendas en braille; y para sordos, tiene las películas con subtítulos.
Así, ciegos y sordos también, se enteran de que satélites artificiales terráqueos no son parientes pobres de las sondas interplanetarias; de que, sin la espectacularidad de las sondas interplanetarias, tienen un sinfín de usos, tanto mirando hacia abajo, estudiando muchos aspectos de la atmósfera y del globo mismo, como mirando hacia arriba, estudiando, por ejemplo, rayos X que tienen ya recorridas distancias de 200.000 años-luz [a razón de 299.792 kilómetros 458 metros por cada segundo durante esos 200.000 años] a través de la calina de partículas interestelares.
Y siempre se puede aprender algo más. De este Centro Espacial de Veeduría también se lanza unos ... mil cohetes por año. Cohetes de juguete, se entiende, bajo la supervisión del Centro. Y así aprendimos lo siguiente.
En tales cohetes de juguete,
/\ el cuerpo está hecho de un tubo de cartulina;
/\ el cono, o cabeza, de madera balsa;
/\ el motor es un cartucho de cartulina con tres etapas: una etapa de >>propulsión, en granulado, una etapa de humareda, en polvo, para hacer >>visible el cohete en la parte más alta de su trayectoria, y una etapa de >>despliegue de un paracaída;
/\ el encendido es eléctrico; por ley, debe ser telemandado desde una distancia >>de varios metros;
/\ existen varios tamaños, por lo tanto, fuerzas;
/\ el total del cohete no debe pasar de 500 gramos;
/\ está prohibido fabricar estos cartuchos caseramente; se los debe comprar de >>fábricas aprobadas;
/\ la trayectoria también está mandada por ley: debe ser vertical; nunca a un >>ángulo como para alcanzar una meta.
Cuando un tal cohete regresa, uno se pregunta si es a Tierra o a tierra.
Y naturalmente, no podría no haber competiciones; competiciones de mayor altitud, de mayor duración. Para mayor altitud, es poco lo que se puede hacer con cartuchos precalibrados de fábrica. Ah, pero para mayor duración, con substituir el paracaída con unas aletas a manera de planeador, empieza el suspenso.
Para coheteros peritos, hay cohetes que pueden alcanzar casi la velocidad del sonido en el aire (alrededor de 1.188 kilómetros por hora según las circunstancias ambientales), y unos 800 metros de altitud.