\W/ En el susodescrito ambiente washingtonés, vimos y/o aprendimos lo >>>>>>siguiente.
DwC Museos de Arte Asiático. Nuestro interés en arte asiático estaba basado, naturalmente, en las tantas insinuaciones asiáticas precolonenses vistas en ciertos puntos de nuestro trayecto.
… Lamentablemente, uno de los museos, la Galería Freer, está cerrado, por refacciones de tres años.
… Por lo menos pudimos visitar el otro museo, la Galería Sackler.
Este museo posee unos mil objetos de arte del Creciente Asiático entre Asia Occidental y Asia Oriental (entre los llamados cercano oriente y lejano oriente desde Europa, según la terminología del colonialismo conceptual eurocéntrico). Lamentablemente, los objetos expuestos parecen ser sólo una parte bien magra de tales pertenencias.
Con todo, entre lo poco expuesto, varias veces tuvimos la extraña sensación de ver un mundo al revés, como si estuviésemos viendo no motivos asiáticos que también vimos en América sino motivos americanos que también existen en Asia: motivos americanos como caras de bien nutrida serenidad inscribibles dentro de un rectángulo, serpientes múltiples en abanico, profusión de decoraciones austeras en cualquier superficie disponible, incluso una escultura en tamaño natural de terracota vacía. ¿Entonces?
DwC Museo de Arte Africano. Nuestro interés en arte africano tenía dos bases: la pura magnitud de los millones y millones de gentes arrastradas como esclavos desde Africa a América, que, de por sí, merece recordación, y nuestro deseo de aprender algo de las influencias culturales que tantos millones de personas, aun desde su posición infeliz, tienen que haber tenido. Lamentablemente, tropezamos con dos problemas.
Por una parte, extrañan tanto la falta de profundidad temporal de los objetos expuestos como la falta de conocimientos referentes a dichos objetos y sus culturas. La mayoría de los objetos data "probablemente" de este ¿¡!? ... siglo XX o de fines del siglo XIX. Rara vez se sabe la época con más precisión. Vimos, sin embargo, algunos objetos de la "alta antigüedad" de los siglos XVII y XVIII. De manera que, frecuentemente, el único dato garantido de una pieza es - la fecha de adquisición por el museo.
Todo ello lo reconoce el museo y le da las siguientes razones:
1) en cuanto a la falta de amplitud temporal, los materiales utilizados son, en su mayoría, putrescibles y no aguantan el clima o los insectos de sus zonas de origen; pocas son las piezas de piedra, metal o terracota, que podrían sobrevivir los siglos;
2) en cuanto a la falta de informaciones atinentes, pocas son las tradiciones culturales recopiladas.