Es fácil caer en el jueguito de observar los coches diplomáticos y tratar de adivinar de qué delegación pueden ser por el aspecto de la gente.
Nos preguntamos por qué, en otras capitales, los cuerpos diplomáticos, que obviamente también los hay, nunca impactaron con tanta, o cualquier, ostentación callejera; tan discretos en su presencia física como en sus actividades propias.
Así como ciertos países son, según vimos, feudatarios de sus respectivas marcas automotrices extranjeras, este barrio parece ser el feudatario de una marca escandinava. Nunca vimos tanta concentración de dicha marca como aquí. Interesante es observar que no vimos un solo vehículo de esta marca de distinción con la distinción de placa diplomática, lo que parece establecer una escala entre actividades diplomáticas y algunas otras - sería interesante saber cuáles.
Se rumorea que, mañana, el poder ejecutivo podría decretar una reactivación del gobierno federal a pesar de la falta de consignación de fondos, si bien sólo por unos pocos días, para dar tiempo al poder legislativo de resolver sus desacuerdos internos sin el trastorno y la vergüenza de un gobierno paralizado; lo que, para nosotros, significaría la reapertura, aunque sólo temporaria sea, de los museos y del parque de acampar.
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Sí, decreto firmado. Vale decir, museos, parques, incluso todo lo que no nos interesa, abiertos. A visitar Washington ... bajo la espada de una nueva paralización federal. Lo que nos faltaba.
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Todavía no terminó nuestra percepción global de Washington pero hay una anotación que nos queremos sacar de encima. Presenciamos una intervención armada de la policía contra lo que debió de ser algún traficante de drogas, o algún criminal, conocido como armado y peligroso. Como en una película.
—> Como en una película, la primera escena fue toda de tranquilidad, para dar lugar a un aumento de tensión y a un epílogo. Un coche estacionado; no en alguna forma, o en algún lugar, sospechoso, sino bastante innocua- y tranquilamente al lado de otros coches en un estacionamiento; con nadie, por lo tanto, ninguna actividad, a la vista. Pero es que la astuta policía se las sabe todas.