acordar de cuán amables, abiertos y acogedores siempre fueron con nosotros otros bomberos voluntarios, en otros sitios, por ejemplo en el Brasil, nos acordamos, y en otros sitios que ahora nos escapan. Parece ser un feliz rasgo genético de la especie. Desafortunadamente, bomberos voluntarios no están en permanencia en sus cuarteles, por cuanto solamente cuando miman sus equipos se tiene la suerte de encontrarlos.
En este Sligo estamos, por grandísima casualidad, a escasos kilómetros del pueblo de Barco que fue donde, hace ya tanto, después de recorrer, de sur a norte, el istmo de Verrazano entre el Mar Oriental de China y el océano Atlántico, doblamos de vuelta hacia el sur, hacia lo muchísimo que vimos y aprendimos en Mesoamérica, y en el derrotero mismo hacia allí, y en el derrotero de vuelta hasta aquí.
Fantástico, todo lo que aprendimos.
Mañana, cruzaremos pues el estado de Virginia hacia Washington. Pero nos tememos que no tendremos la oportunidad de tranquilidad para rememorarnos y refrescarnos los detalles de la importancia de esa zona en la historia vespucciana.
Así que lo vamos a hacer ahora, en esta tranquilidad de atardecer.
Mañana, al cruzar al estado de Virginia, pisaremos un territorio cuya importancia para Vespuccia transciende - incluso, en parte, antecede - la existencia misma del estado de Virginia; pisaremos un territorio que se puede considerar como tres veces la cuna de Vespuccia.
/\ Primera cuna.
Fue en el territorio de la futura Virginia, en el sitio llamado Jamestown, donde se arraigó el primer asentamiento británico permanente en América, recién en 1607, y por lo tanto donde empezaron las pretensiones británicas a colonias que iban a volverse trece.
Todas estas colonias, estiradas consistentemente a lo largo de la costa - mientras, no nos acordamos si ya lo anotamos, los Franceses pujaban lejos hacia el interior del continente, desde su Québec, o sea hacia el oeste; y los Españoles pujaban lejos hacia el interior del continente, desde su México, o sea hacia el norte; cada uno de los invasores, por sus razones propias.
Así fue que, en este litoral noratlántico, los Ingleses llegaron a replicar, en los años 1600 y siguientes, lo ya hecho por los Portugueses en el litoral suratlántico cien años antes, en los años 1500 y siguientes; a saber, primero, a establecer asentamientos invasores, que también ascendieron a trece, sueltos y separados, y luego, a ir extendiéndolos a lo largo del litoral hasta formar >>>>>>>>