/¯\ algunos, que solían contener toda clase de cosas, como ser huesos humanos (frecuentemente muy friables, a veces con una nariz de cobre), armas - ceremoniales y efectivas, herramientas, pequeños tallados, textiles, finas pequeñas esculturas, joyería, tabletas con glifos (interpretados en docenas de maneras diferentes), cristales de cuarzo, grabados en cobre, y objetos con un distintivo dejo mexicano, y hasta alfarería reminiscente de alfarería peruana;
/¯\ algunos túmulos, sin nada.
* A más de los túmulos propiamente dichos - templarios, sepulcrales y de efigies - y de tanto interés, había, y todavía hay, dos otros tipos de obras de terracería:
<> en sitios altos, como mesetas, imponentes, aun cuando misteriosas según ya anotamos, murallas de cercamiento de dichos sitios altos con extensiones de muchas hectáreas;
<> en planicies, por lo tanto, se supone, de uso ceremonial y no militar, grandes recintos geométricos delimitados por terraplenes - en octágonos, cuadrados, círculos, elipses - de hasta 80 hectáreas, y muy precisamente configurados a pesar de los tamaños; y con avenidas de comunicación de hasta 5 kilómetros entre pares de paredes paralelas haciendo de corredor.
Es de todo esto que vimos un muestrario según ya lo tenemos anotado desde el propio sitio Cahokia.
Y los autóctonos, o sea los paraborígenes, de los tiempos de la invasión europea, nada sabían del origen de esas obras.
Si se las considera el trabajo de una sola etnia, tiene que haber sido una etnia poderosa y trabajadora; si se las considera el trabajo de varias gentes en varios tiempos en varios lugares, entonces, cualesquiera sociedades razonablemente sedentarias y organizadas pueden haber hecho su parte sin problema.
Y así se resumen dos teorías.
Teoría I (vigente hasta mediados del siglo XIX).
"Alguna desconocida raza desaparecida, evidentemente superior a los Indios, y, consecuentemente, sin duda extra-continental." |
La cual teoría eventualmente se encontró bajo un asedio de cuarenta años con altibajos para ambos bandos.
Aquellos eran los años cuando manatíes resultaban simples nutrias, tucanes resultaban vulgares viejos cuervos; los años de verdaderos huesos de mastodontes y de falsos tallados de elefantes; de grabados que eran, o no eran, jeroglifos, pero estaban interpretados por doce expertos diferentes en doce maneras diferentes desde chino a libio; aquellos eran los años de huesos decaídos en polvo pero no, por ello, necesariamente tan viejos; de metales enchapados resultando solamente metales martillados.