escasos toques de interés, los dan las fachadas de algunas iglesias, no suntuosas, no elaboradas, pero diferentes, como ser la Catedral, con sus columnas esbeltas e inhabitualmente separadas de la fachada, y la iglesia de Santo Domingo, muy escuetamente decorada, y con elementos más seculares que religiosos, como ser ánforas.
Mención por separado se merece la iglesia de Santa Rosa, no lejos de ser indigente pero con dos columnas exteriores que nadie se extrañaría ver como columnas de serpientes de cascabel en Chichén Itzá o en Tula; incluso, con una cara en el cascabel que sólo muy poca gente se sorprendería si se le dijera que es alguna deidad, Quetzalcóatl o Tláloc.
Un sello más característico, único, de Querétaro, sobre la historia es que aquí fue ejecutado el infeliz emperador títere Maximiliano, en 1867.
Dos opiniones en cuanto a la inquebrantabilidad de la decisión de Benito Juárez - un Zapoteca puro, a pesar de su nombre, no hay que olvidar - de ejecutar al fallido emperador Maximiliano, a pesar de las súplicas de las más altas personalidades de Europa y de Vespuccia:
• una dulce venganza de la raza paraborigen por todo lo que tuvo que sufrir a >> manos de la raza blanca;
•• un ejemplo necesario para que nadie más se atreva.
A la salida de Querétaro, trecho de autopista de verdad.
Del estado de Querétaro, de vuelta al estado de Guanajuato.
En estos dos estados, flota un aire de civilidad por parte de las autoridades viales: no nos acordamos haber visto a la entrada de otros estados un gran cartel de bienvenida "Bienvenidos a ---", o un cartel rezando "Gracias por manejar con cuidado" - mientras, lamentablemente, los motoristas disparan a todo lo que les da el acelerador, demostrando, muy lamentablemente, que, en ciertas sociedades, rompemuelles suscitan e imponen más respeto que la cortesía.
Ciudad de San Miguel de Allende.
Es Monumento Nacional Colonial - "por sus veinte iglesias, muchas residencias señoriales con patios de estilo mudéjar, y sus calles torcidas" según reza la propaganda. Y así debe de ser en los ojos de las manadas de turistas de caras pálidas, en busca de elixir de exotismo sin indebidos riesgos e incomodidades; y aceptando la ciudad como exponente colonial, y tomándose, en su carácter de exploradores, muy en serio a juzgar por sus comentarios oídos por casualidad en la calle; mientras que a nosotros nos parece demasiado honor para demasiada poca cosa - y si no fuera por la presencia de los Caras Pálidas y de los muchos negocios de frivolidades para exprimirles su dinero, no nos daríamos >>>>>>>>