Es sobre todo ello que cayeron el polvo y las cenizas de Tenochtitlán, aquel día 1-Serpiente del año 3-Casa; y es sobre todo ello que pesa Ciudad México.
\CM/ Ciudad México.
► Fundada sobre las ruinas sangrientas y humeantes de Tenochtitlán; empezando con el reciclado de los propios materiales de Tenochtitlán arrasado, tanto para edificación nueva como para un ocasional relleno de canal.
Empero, muchos canales aztecas quedaron, durante mucho tiempo, un rasgo de la ciudad española. Por ejemplo, todavía a mitades del siglo XVIII, había un canal azteca a lo largo del Zócalo, por el lado opuesto a la Catedral.
Extendiéndose luego paulatinamente sobre todo el sitio y toda la isla del ex-Tenochtitlán. Cien años después de la destrucción, todavía era una isla.
Extendiéndose luego, más rápidamente ya, sobre sectores del fondo del lago que rodeaba la isla original pero, ahora, estaba en proceso de desagüe por gigantescas obras kilómetricas cavadas a través de las sierras perimetrales de la Altihoya hacia el exterior; hasta alcanzar, el crecimiento urbano, lo que, otrora, había sido tierra firme - de un lado del lago primero, y luego del otro lado también.
Extendiéndose, luego, en todas las direcciones - tanto por tierra firme, como por nuevas zonas del fondo del ex-lago, hasta alcanzar la nueva orilla de lo que quedaba y queda del antiguo lago en contracción.
De manera que, ahora, la ciudad de México está otra vez a orilla del lago de Texcoco, si bien, esta vez, por fuera del lago en su nueva conformación y ya no por dentro como isla.
No sólo la mayor capital de América, sino la mayor ciudad, y por lo tanto capital, de la Tierra, acercándose a veinte millones de habitantes; y creciendo enloquecidamente: en 1950, había algo de tres millones de habitantes (cuando había en el globo por lo menos doce ciudades mayores); y para fines de siglo habrá, si las cosas siguen así, algo de treinta millones; aumentos alimentados en gran parte por las 400.000 llegadas anuales desde las provincias.
La única tal acumulación de gentes y de sus necesidades vitales de la Tierra sin los beneficios de un río o de un mar.
Sufriendo la maldición de Motecuhzoma - o de Cuauhtémoc, a elección, o de ambos: su suelo se le escapa debajo de los pies; no tiene entrada natural ni salida natural de agua; y su aire es irrespirable.