trate de encontrarle alguna clave, confusión se queda - ¿cómo un templo puede ilustrar dos? -; confusión tan impervia que abandonamos la ilustración a su destino, sin entender; hasta cuando ...
Hasta cuando, en otro momento ... colocamos el librito horizontalmente, abierto, o sea con las tapas de frente y de atrás a la vista en un solo conjunto. Y nos olvidamos de respirar: en la tapa de atrás, que el lector no tiene por qué mirar activamente como parte obviamente orgánica de una publicación, estaba escondida la mitad complementaria de la ilustración incomprensible de la tapa del frente; más que complementaria, primordial, con un voluminoso zigurat de dos escalinatas y de dos solemnes, altivos, templos encima ... como pieza principal de la ilustración del pintor, y como esencia de la realidad histórica de un zigurat con dos Templos Mayores, realidad negada por la atroz denominación oficial de "Templo Mayor" - en singular, y rabiosamente re-negada, destacando, además, en la privilegiada tapa titular frontal, otro zigurat, con un solo templo, solito. Increíble.
En resumidas cuentas, una docta publicación, enunciando su tema con palabras equivocadas y descarriantes por dónde se las tome; no ciniéndose, en su texto, al tema anunciado aun con palabras equivocadas - salvo que se entienda por "Templo Mayor" ni, equivocadamente, el zigurat y sus dos templos, ni, equivocadamente, lo que llamamos Substrato Eclesiástico Mayor, sino, aun más absurdamente, toda la extensión del recinto sagrado; e ilustrando su tema en la tapa, de manera que la parte esencial de la ilustración se vea sólo por casualidad, o nunca.
Así fue nuestro contacto con el Substrato Eclesiástico Mayor del desaparecido Zigurat Bitemplar Mayor del desaparecido Tenochtitlán.
\2 Tlatelolco había sido un pueblo pre-existente a la llegada de los Aztecas y a la fundación de Tenochtitlán; eventualmente absorbido por el crecimiento de Tenochtitlán; y así, un barrio de la capital azteca como centro comercial imperial de larga distancia. Fue en Tlatelolco que ocurrieron los últimos momentos de la resistencia azteca, el 13 de agosto de 1521, desde la escalinata del templo que había; la escalinata todavía está.
La escalinata de Tlatelolco
Por otra parte, quedan sólo fundaciones de otros edificios, pero con los dos intereses siguientes:
• atestiguan la variedad de formas de las plantas de los edificios - rectangulares equilaterales, rectangulares oblongos, circulares, en greca;
•• ilustran, mejor que el Substrato Eclesiástico Mayor, la debilidad del subsuelo, porque sus planos, originalmente horizontales o verticales, ahora fuera de horizontal o vertical, perfilan su tuertera contra las líneas por ahora perfectamente horizontales, verticales, y encuadradas, de edificios recientes vecinos.