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Según una de estas legendas, Quetzalcóatl, al llegar al océano Atlántico, mandó levantar una pira y se inmoló en la hoguera; su corazón se elevó al cielo y se metamorfoseó en el planeta Venus del alba. Lo que no se entiende si Quetzalcóatl ya era divinidad venusina.

 Según la otra legenda, al llegar al océano Atlántico, se embarcó en una balsa que la legenda adorna con serpientes entrecruzadas, y desapareció en altamar. Lo que se presta como de medida a especulaciones en cuanto a la aparición de la influencia tipo tolteca en Yucatán.

……Para no olvidar el vórtice de confusiones de la epopeya de Quetzalcóatl, se debe tener presente que la misma historia de alejamiento hacia el este y de promesa de retornar se atribuye al Quetzalcóatl de Cholula después de sus veinte años allí.

……Un rayo de simplificación sería la teoría de que pudo haber habido varios Quetzalcóatles, en varios sitios, en varios tiempos, simplemente por haber sido la noción de Quetzalcóatl, a más de un dios, no un nombre de persona sino un título de respeto, a manera de Su Excelencia, por ejemplo, entre nosotros.

Y rápido, a cerrar el canasto de confusión quetzalcoatlense.

En Tula, más fascinante que mirar ruinas, pues, es preguntarse ¿qué era Quetzalcóatl, quién era Quetzalcóatl?

Quetzalcóatl en Tula, hoy. Cada diez a sesenta minutos, aparece, en cuarto de círculo alrededor de las ruinas principales, o sea cortando el sitio arqueológico en dos, un Quetzalcóatl que asustaría hasta a los propios Toltecas, echando plumas por los nostriles hacia arriba, con un cascabel de cincuenta a cien metros de longitud, y exudando un sordo retumbe, de nostriles a cascabel. Es, cada vez, un tren de carga cuyo modernismo ahora macula, violenta, la antigüedad del sitio.

Del otro lado de la vía férrea, se encuentra la parte más borrada, más arcaica, de Tula, Tula Chico, con una sola ruina en pie, llamada El Corral. ¿Es necesario especificarlo?: de corral nada tiene; es una plataforma; pero, eso sí, de forma inhabitual: un círculo flanqueado por dos penecuadrados. Sin mayor interés.

11► Hay, en Tula, un dios del cual los Toltecas nunca soñaron, afortunadamente para ellos, un dios visible desde la tetraplataforma de Quetzalcóatl, el malévolo dios de la contaminación, creado por bosques de chimeneas industriales al son de la ocasional cacofonía de vociferantes audibles desde acaso dos kilómetros.

12► Así fueron los Toltecas, cuyo nombre verdadero se desconoce; y así es Tula, cuyo nombre ni siquiera nombre es, ya que simplemente significa "metrópoli" y cuyo nombre verdadero sería Tollan Xicocotitlán, Metrópoli de la Loma Quebrada.