8► Posterior elusividad material arqueológica de los Toltecas.
Sin embargo, a pesar de tanta aura histórica, no fue hasta ... 1940 que los arqueólogos lograron identificar en el terreno la famosa capital de los Toltecas. O, probablemente, fue a causa de tanta aura histórica que tardaron tanto. ¿Cómo? Así.
Los arqueólogos conocían, por las tradiciones paraborígenes, la fama de la capital tolteca; los arqueólogos conocían en el terreno, las ruinas de la metrópoli que hoy se llama Teotihuacan; aunando la magnitud de las ruinas en el terreno con la magnitud de la fama (e ignorando entonces, porque sus fuentes, las tradiciones paraborígenes, también la ignoraban, la existencia previa de la cultura que hoy se llama teotihuácana), decidieron que lo que hoy se llama Teotihuacan era la famosa capital tolteca.
Y durmieron sobre sus laureles ... hasta cuando excavaciones en este sitio, hoy llamado Tula, demostraron fehacientemente que estas ruinas, Tula, son - a más de hermanas de las ruinas tipo tolteca de Chichén Itzá - sin duda las ruinas de la famosa capital tolteca original.
Lo malo del caso fue que, entonces, los arqueólogos se quedaron con las ruinas de Teotihuacan como capital de nada conocido y tuvieron que descubrir para ella la cultura anterior, hoy llamada teotihuácana.
9► Ruinas de los Toltecas. Incongruencia entre ruinas y fama.
Quien cree los cuentos prevalecientes propagados sin batir un párpado por los arqueólogos de que, en Tula, hay pirámides, palacios, templos, es víctima de la insondable - y criminal por engañosa - ineptitud denominativa de los arqueólogos.
Tendríamos, algún día, que invitar la cofradía arqueológica a una cena de suculento pollo y, después de haberla hecho viajar con la baba en la boca centenares de kilómetros, miles de kilómetros, acaso media vuelta al mundo, con el correspondiente gasto de tiempo, dinero y energía, presentarle el resecamiento y la osteoporosis de un esqueleto de pollo, a ver si entiende el engaño que ella, la cofradía, comete en perjuicio del público.
¿Palacio en Tula?
Cualquier persona libre de preconceptos implantados en su mente desde afuera, o sea cualquier persona basándose sólo en sus propios ojos y su propio ensayo de interpretar lo visto, al ver una fotografía de las hileras e hileras, sin gracia, de columnas y pilares, sin gracia - en realidad, sólo la mitad inferior remanente de columnas y pilares - y al fijarse, en la mitad inferior de esta mitad de columnas y pilares, en su vulgar revoque moderno, con toda seguridad pensaría en los restos de una fábrica, o de un mercado de abasto, o algo similar, nunca en un palacio.