Su fama descansa únicamente en un solo esqueleto humano - de tamaño muy ordinario - encontrado en el área general de los huesos de mamutes, en un contexto de puntas de flechas - por lo tanto probablemente un cazador de mamutes - y en una posición no funeraria sino accidentada, boca abajo y piernas desigualmente dobladas - por lo tanto probablemente una víctima de una cacería de mamutes.
Más exactamente, su fama descansa en nada de lo anterior sino en su antigüedad, calculada en unos 9.000 años en base al contexto geológico; prueba, extraordinaria se dice, de que había gente por aquí en 7000 a.C.
Todo lo cual nos parece interesante, pero, no más, más bien menos interesante, que los vestigios de ocupación ininterrumpida desde 10.000 a.C. bajo los aleros rocosos de Tehuacan, incluyendo indicios de agricultura desde 7000 a.C., o que la evidencia de cultivo organizado de maíz en 5000 a.C. en Coxcatlán. Claro, en Tehuacan y Coxcatlán nada queda para encender la imaginación mientras que, en Tepexpán, hay huesos, y huesos son huesos, aun cuando no sean los huesos verdaderos, porque los verdaderos fueron llevados para seguridad y conservación a Ciudad México; y queda el emocionante aspecto humano, ausente en Tehuacan y Coxcatlán, del pobre infeliz que, buscando su almuerzo, perdió su vida.
Algo nuevo, sin embargo, aprendimos en la sala construida como abrigo del sitio: cómo estimar la edad y determinar el sexo en base al cráneo; cuanto más marcadas las suturas del cráneo, tanto más joven la edad - en la vejez, las suturas se reducen a vestigios; cuanto más angulosos los rasgos del cráneo, tanto más probable que sea masculino.
Otra vez hacia Tula.
Otra paradita. Tequixquiac (Tequishquiac).
Otro caso de hueso polémico. Pero ... desafortunadamente, nada para ver - ya nada para ver. Sólo el recuerdo queda, según se nos informó en la municipalidad. El recuerdo de un hueso que suscitó gran exaltación e igual cantidad de polémica.
La exaltación surgió cuando se notó que el hueso - excavado en 1870 de una profundidad de 12 metros de sedimentos de edad estimada a por lo menos 10.000 años y quizás hasta 16.000 años - no era un simple hueso sino una escultura en hueso, una escultura de la notable antigüedad de 8000 a.C. por lo menos, y fácilmente 10.000 a.C. si no más; una cabeza cinomorfa, o similar, bien conformada; de antigüedad poco discutible por ser el hueso indiscutiblemente fosilizado e indiscutiblemente de una especie de camélido hace mucho extinguida.
Para mayor detalle, un hueso sacro de camélido. En el cual, ambas puntas laterales representan las orejas; los agujeros entre la primera y la segunda vértebra, los ojos; las vértebras, primera a cuarta, unidas en su secuencia >>>>>>>>