♦♦ La procesión de los Dominicos por las calles de Oaxaca era parte de la celebración del quincuagésimo aniversario de su retorno a su templo después del episodio de los militares, sus cañones en la explanada, y sus caballos adentro.
♦♦ Las danzas folklóricas fueron un addendum a lo anterior por las autoridades laicas. Así vimos, interpretadas por un grupo semi-profesional, vale decir en forma sólo semi-auténtica - porque los folks de antaño seguramente nunca bailaban su lore con tanta eficiencia - bailes de varias partes de México. Pero, podía haber sido de varias partes de América, especialmente de Chile, por lo que vimos ahí. ¿Elemento común? El español.
♦♦ Los Altares de los Muertos son altares domésticos, caseros, elevados una vez al año, del 31 de octubre al 2 de noviembre, para regocijo de la familia en compañía de sus muertos. Cada altar es una mezcla de altar y de mesa de festejo, llena de decoraciones basadas en hojas, flores, frutas, y llena de las comidas de más agrado para el o los muertos, y llena de velas, y también envuelta en humo y perfume de copal.
Un Altar de los Muertos
^^ Hablar de regocijo con los difuntos es lo correcto; es una alegría re-encontrarse con los difuntos queridos. Incluso, hay lugar para chistes. Por ejemplo: murió alguien en posición sentada; y así endureció; no pudieron encontrar cajón adecuado; ¿entonces?; entonces viajó el finado al cementerio, sentado al lado del conductor de la carroza ...
^^ Y tal chiste no es una excepción. Escuchamos todo un programa de radio dedicado a divertidas historietas fúnebres en rimas; y también a extrañezas macabras.
Por ejemplo: el muerto que, de repente, se sienta en su cajón, vomita, y vuelve a caerse para atrás - resulta que es un caso que ocurre cuando la muerte acaeció por ciertas enfermedades que dejan contracciones nerviosas en los músculos.
^^ Lo que, a su vez, puede desatar jugosas situaciones macabras; ejemplo: una vez, en un velorio, al erguirse así el finado en su cajón y vomitar, y al huir, en pánico, los presentes, de la habitación, el vestido de una mujer se enganchó en algo en la puerta, tal vez un clavo, o vaya a saber, la perilla, quién sabe, y ella empezó a gritarle al muerto, despavorida, "lárgame, lárgame, si yo nunca te hice nada, lárgame" ...
^^ En este mismo programa, escuchamos la recomendación a una comparsa - porque parece que hasta hay comparsas que recorren las calles - de "no olvidarse el ataúd".
^^ Parece que todo ello no es una costumbre local sino nacional en México, cambiando sólo en el decorado y la comida, según las disponibilidades locales.