Mica arqueológica en láminas - utilizada por algunas culturas precolonenses como ofrenda o para decorado - aquí no vimos, pero sí vimos unas escamitas brillar en la periferia del sitio principal.
\OX/ Y los inevitables acontecimientos varios.
► Una vez, decidimos ir a la agencia de nuestra marca de vehículo; a ver, si se consigue nuestra marca de aceite para la caja de transferencia que pierde, si no, qué substituto hay, si lo hay, para ir agregándole; si se podría conseguir el retén para cambiarlo; dónde habría un taller de carrosería fiable para los guardabarros dislocados.
Quiso nuestra suerte que ese preciso día era día del gremio. Cerrado todo el día. De eso, nos enteramos sólo por pura casualidad, y recién después de una hora de espera - creyendo, en ausencia de rótulo de horario de atención al público, que habíamos llegado fuera de uno de esos extraños horarios de atención, e ignorantes, en ausencia de un aviso apropiado, del asueto para todo el día. Falta de eficiencia, de atención, de sesos.
Otro día, volvimos. La marca de aceite no hay, pero aparentemente se puede substituir. El retén de aceite no hay; habrá que rezar que el nuestro aguante hasta Tejas - y, mientras tanto, ir rellenando la caja.
Por otra parte, nos pareció sin peligro hacerles limpiar y lubricar el mecanismo de cierre de la puerta de atrás. Lo lubricaron sin duda. Donde había lugar para 5 ó 6 gotas de aceite apuntadas con aceitera, volcaron, directamente desde un contenedor de quizás 5 litros, un diluvio de 2 ó 3 cucharas soperas de aceite con el inevitable y predecible enchastre correspondiente. Increíble.
En cuanto al taller de carrosería, se nos recomendó uno que debía de ser muy bueno por encontrarse tan lejos, a la otra punta de la ciudad. Cuando vimos la entrada de dicho taller, tuvimos otra crisis de incredulidad: por cincuenta metros de senda de cabra - suficientemente ancha para un vehículo, hay que reconocer. No se entiende por qué la gente gasta dinero en películas y libros, en busca de sensaciones paralizantes cuando las hay gratis como ésta. Ni regalado, un taller así.
► Y estuvimos tratando de hablar por teléfono con nuestro corresponsal - siempre de una oficina especial, se entiende, con la consiguiente pérdida de tiempo; llamada motivada por la lógica aprensión - después del casi desastre de no-renovación de la patente - ante otros inimaginables, quizás incapacitantes, desastres. Y como nuestro corresponsal no contestó varias veces, fueron muchas las tentativas, con mucha pérdida de tiempo. Pero, felizmente, desastre no nos esperaba, todo en orden.