En cuanto a tamaño, son entre los más grandes de la Tierra. Tienen una capacidad de almacenamiento de 50 millones de búsheles, se nos informó. Lo que nos traducimos, de manera más entendible, que, siendo el peso de un exótico búshel de trigo, de 27 kilogramos, la capacidad de almacenamiento es de 1.350.000 toneladas - o megagramos como lo llamarían los distinguidos ingenieros de Nanticoke.
En cuanto a arquitectura, uno está acostumbrado a ver silos como un grupo de torres redondas pegadas unas a las otras; pero, por lo que aprendimos hoy, cada torre está dividida adentro en una cantidad de lo que se podría llamar chimeneas de almacenamiento porque tienen toda la altura de la torre, o sea 30 ó 40 metros de altura, pero tan sólo unos tres metros de diámetro. Una sorpresa adicional, en estos silos en particular, es que, en vez de empezar con torres cilíndricas subdivididas en chimeneas cilíndricas, empezaron con chimeneas hexagonales unidas unas a las otras hasta formar un edificio de exterior rectangular con costados dentados en forma de sierra, ni más ni menos que como un panal de celdas hexagonales de abejas; es esta estructura en hexágonos mucho más elegante en su concepto, práctica y fuerte, que la estructura cilíndrica, pero resulta más cara en su construcción, por lo que no es tan común como la estructura circular.
También de interés son la función y el funcionamiento.
Estos silos son la propiedad de un consorcio de cooperativas de agricultores. Tienen el doble propósito de comprarles a los agricultores su producción a un precio justo, y de acumular las cantidades individuales en una cantidad mayor para poder negociar con grandes compradores, generalmente en el mercado internacional.
Antes de recibir una partida de granos, los encargados la dejan analizar por un laboratorio independiente para asegurarse de su calidad y sanidad, haciendo su propio análisis de calidad para confirmar el análisis del laboratorio independiente. Los defectos que se quiere detectar en el trigo son los causados por el frío, el calor, la germinación, la inmadurez, el moho, las enfermedades específicas de la especie. Recién entonces aceptan el grano en los silos. Y durante todo el tiempo de almacenamiento, vuelven a verificar el estado del grano cada tres o cuatro meses para tomar las medidas que correspondiere en caso de infestación por insectos, o fermentación, u otra cosa.
Vimos varias de las operaciones de control de calidad, inclusive el análisis de proteínas; pero este último no tiene el más mínimo interés: lo único que hacen es moler un puñado de trigo, colocar la harina entera así obtenida en una bandejita, insertar esta bandejita en un orificio en una caja, supuestamente un medidor de proteínas, y en un santiamén una pantallita indica el contenido, en porcentaje, de las proteínas en la muestra; un proceso intelectualmente muy poco llamativo - o muy llamativo, por la tecnología en la cajita.