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fin de mundo, como lo presenta la cofradía de catastrofistas, ni siquiera como de su propio fin, sino simplemente como de fin de su era de 13 bactunes en curso, a enganchar en una nueva era de 13 bactunes incluyendo el referido año de 2392 - de la Era Cristiana, no de las eras mayas.

*   Los Mayas estaban tan conscientes de que sus cálculos arrastraban diferencias con la realidad absoluta, con necesidad de correcciones periódicas, que organizaban congresos para estudiar ajustes a sus cómputos, y que el Códice de Dresden contiene tablas de correcciones, especialmente al ciclo de Venus, tan vital para los Mayas.

* ¿Cómo conocían los planetas Mercurio, Urano y Neptuno?

* Conocían Pluto y sus movimientos, planeta no descubierto por la astronomía moderna hasta principios de este siglo XX.

* También hacían cálculos de un planeta que ellos llamaban Xicnalcan, planeta que, en teoría, existe pero que los astrónomos modernos todavía no encontraron.
 
* Y también se aventuraron más adentro del universo, con observaciones de constelaciones como Orión y las Pléyadas.

Aunque sólo parte de lo dicho fuese cierto, es asombroso. Y, en base a los abrumadores logros en cronometría, bien podría ser que todo sea así como dicho.

En cualquier extensión realística y verdadera haya sido tanta matemática y tanta astronomía, no pudo haber sido para plantar y cosechar maíz; debió de transcender lo científico y tener dimensiones místicas que sólo podemos desear que conociéramos.

■⇔■  Arte crotálico.

Culto de ofidios había por doquier; plasmado en vestigios, desde Vespuccia (incluso con todo un túmulo en forma hiper-serpentina, que esperamos visitar) hasta el Perú (por ejemplo, el Baño de la Ñusta en Ollantaytambo, que ya visitamos); y entre los Mayas, también.

Pero, entre los Mayas, no se puede hablar de arte ofidio a secas, hay que especificar arte crotálico. Porque los Mayas no tenían cualquier sierpe sino una serpiente de cascabel - que, en este caso, es una denominación mejor que el castellano crótalo porque justamente la imagen de serpiente de cascabel es la rendición castellana de la voz maya tzab-can que significa serpiente de cascabel.

Y no se puede hablar de cualquier serpiente de cascabel. Los Mayas estaban obsesionados por una serpiente de cascabel yucateca exclusiva, de nombre técnico Crotalus Durissus Durissus; así, dos veces.