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Por todo esto es que búfalos ya no hay - salvo aquellos de adorno compensatorio en Fermilab y quizás otros casos similares.

Y esta exterminación de los búfalos es solamente una muestra de las varias maneras utilizadas por los invasores europeos, según el lugar, el momento, las circunstancias, para aplastar a los paraborígenes y robarles sus tierras.

Fue justamente aquí, en Oklahoma, que ocurrió la siguiente manera de robar tierras, una verdadera opereta si no fuese tan descarada. Y ni llegaron a pasar diez décadas desde entonces.

Corría el año 1889 cuando el gobierno vespucciano anunció que tal día abriría el territorio "indio" de Oklahoma a la ocupación de facto y legal - entiéndase legal a su criterio expansionista de Manifest Destiny - por todo aquel, Blanco se entiende, que quisiere arrancarse una extensión de tierra de su gusto, estacarla y explotarla; y anunció que, para dar igual oportunidad a todos los interesados, a tal hora en el día señalado, se dispararía un tiro al aire para indicar el exacto momento permitido para largarse colectivamente en la corrida de invasión - sin utilizar esta palabra, naturalmente.

Así fue que, en el día señalado, se juntó una multitud de carretas esperando el tiro, aprestada a la frenética corrida, una carrera, por terreno sin caminos, para detectar y apropiarse las mejores tierras existentes.

Disparó el tiro, se largó la carrera ... y la sorpresa que se llevaron los esperanzados ladrones de tierra en carretas: ... encontraron las mejores tierras ya ocupadas por fallutos ex-compinches suyos, quienes, sin esperar la ilegal legalidad del gobierno, se habían metido, subrepticiamente, por propia legalidad, antes del día señalado.

Hasta hoy, el estado de Oklahoma tiene por apodo "The Sooner State", algo así como Estado de los Anticipados.

Y no olvidemos que, siglos antes de los Anglosajones, Francisco de Coronado ya andaba por aquí.

Oklahoma es palabra paraborigen. Pero no podemos creer el significado que se le da porque sería Gente Roja - Okla, siendo Gente, y huma, siendo roja - y nunca paraborígenes se referirían a sí mismos como Gente Roja - a no ser que la denominación haya evolucionado a partir de un individuo llamado Piel-Roja, así como hay un famoso personaje Nube-Roja.

Seguimos encontrándonos en el Callejón de los Tornados, pero como dicho, en esta época no hay tornados; no hay por qué preocuparse.

No más infierno en el cielo. Qué lindo. Y ahora, a ver qué hacer con nuestro insostenible atraso y sus consecuencias.