Francisco de Coronado Hernando de Soto
Ambas exploraciones fueron epopeyas empezadas con muchas esperanzas, mucha pompa y muchos preparativos; pero terminadas en completa desintegración y abandono, y sin ningún otro resultado, inmediato o mediato, que la gloria de haberlo hecho. Poca gente realiza que los Españoles se habían adentrado con tanta primacía tanta distancia en lo que hoy es territorio interior anglosajón, a mitad de camino entre el México de hoy y Canadá.
El tiempo sigue siendo lindo, y tenemos la suerte de que lo peor que pueda pasar es que llueva, disparen relámpagos y truene: es que - desde que entramos al sur de Illinois, y durante todo el tiempo que estuvimos en Mízuri, y ahora aquí en Kansas, y más adelante en Oklahoma y en Texas - estuvimos, estamos, y estaremos, en lo que se llama el Callejón de los Tornados; se ve lugares designados en edificios públicos y fábricas donde buscar protección cuando ocurre un tornado; vimos casas construidas casi a ras de tierra, con solamente unos centímetros de pared y el techo sobresaliendo; en un pueblo que cruzamos ayer, vimos una sirena con por lo menos ocho o diez bocas hacia todos los puntos del horizonte para dar alarma cuando se aproxima un tornado. Pero nosotros tenemos la suerte - o mejor dicho tuvimos la previsión de calcular nuestro paso por estas partes evitando los meses de abril, mayo y junio, cuando ocurren los tornados.