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Hermosa noche fue. Hermoso amanecer es, con todavía dos fuertes brillos en el cielo, probablemente dos planetas; alertas neblinas, y nubes de adorno, en hondonadas, en el cielo.
Hacia Ocotepeque.
Ocotepeque. Primero, enfrentar la incógnita del consulado salvadoreño.
Ahora, ponderar la incógnita de por qué consulados son así. Después de las exigencias incapacitantes del consulado en México, tenemos las visas salvadoreñas en el bolsillo - al instante ... y sin exigencias. ¿Por qué son consulados tan imprevisibles, dispares, en vez de guiarse todos de la misma manera por las mismas normas?
Y no es la primera vez que se nos da el caso.
Muy bien. Libres de aprensiones, hacia Copán.
No, primero, una merienda, decidió la cocinera de la Expedición; de nueces, semillas, de tornasol, de calabaza, pasas de uva, e infusión de yerbas. Y a ver qué hay en la radio.
¡No! ¿Qué son esos sonidos, sonidos olvidados, escuchados hace una eternidad - música clásica sin reticencias ni disculpas, más exactamente música barroca, y qué música barroca. Sí, las Variaciones Goldberg. ¿Desde dónde?
Y ahora, la Suite Inglesa en la mayor, pero ¿de dónde? Todavía no sabemos. Suspenso.
Ya. Radio Clásica FM Estereo San Salvador, El Salvador. Como para engalanar nuestras visas salvadoreñas casi milagrosas.
A Copán.
Hermosas serranías; y parecen serranas en serio.
Sí, larga subida; 1.500 metros.
1.800 metros.
2.000 metros. El aire, a tono; liviano, refrescante. Qué maravilloso contraste con el agobio de los bajos.
Pero, desafortunadamente, nada ganado: bajado todo lo subido. Otra vez, en las serranías bajas.