la presencia humana en América, repetido retroceso hacia sus niveles verdaderos; y subraya lo ya mencionado en cuanto a la profunda antigüedad de ambas civilizaciones, maya y olmeca, que vuelve mezquina la titularización de una como la civilización madre de la otra.
Lamentablemente, mientras tanto, el tiempo, en vez de mejorar una última vez para ayudarnos, se fue hundiendo en la temporada de lluvias. Naturalmente, para los lugareños, es una bendición; se les va rellenando su laguna de agua, su única fuente de agua para todo uso, para todo el año. En realidad, se ve, de día a día, la tangible subida del nivel. Para nosotros, al contrario, es la condena inapelable de la visita a Topoxté. Nos hubiese gustado ver Topoxté porque es un sitio maya aparentemente fundamentalmente diferente de todos los demás sitios. Pero donde manda el dios Chac no mandan los expedicionarios.
Por otra parte, hay que considerar Topoxté y sus dos vecinos en la misma trocha, como ya dicho, dentro del contexto, de todos los sitios mayas que ya tuvimos el privilegio y todavía tendremos el privilegio, si Dios quiere, de ver, y de la extraordinaria cantidad de sitios mayas nada más que en este Petén - según sigue, en zigzagueo de norte a sur.
Naachtún Tikal San Diego
Río Azul El Naranjo Ucanal
El Mirador Ocoltún Potol
La Muralla El Porvenir Ixcún
Kinal Nakún Itzán
Zacatal Uolantún Ixtutz
Nakbe Yaloch El Caribe
Chosquitán Piedras Negras Ceibal
La Honradez Chunhuitz La Amelia
El Tintal Naranjo Altar de Sacrificios
Xultún San Clemente Tamarindito
Xmakabatún Yaxjá Dos Pilas
El Encanto El Manantial Aguateca
Uaxactún Laguna Perdida Poptún
Holmul Topoxté Machaquilá
El Perú Motul de San José Naj Tunich
El Zotz Ixlu Tres Islas
Paso Caballos Itzimté Xutiljá
Mactún Cenote Cancuén
Y, con toda probabilidad, debe de haber más.
Por otro lado, estas lluvias nos dan la oportunidad de presenciar, otra vez, qué significa "época de lluvias"; no es sólo la lluvia, es todo el ambiente, los preparativos amenazantes, la forma y negrura de las nubes, el sinfín de relámpagos y truenos, la inevitabilidad diaria de los preparativos y de las consecuencias, los daños potenciales. Un día, un grupo de vecinos en trabajo mancomunado tuvo que despedazar un árbol caído cerca de una choza, con machetes; otro día, un árbol caído a través del único camino de comunicación >>>>>>>>