profundidad a veces está robada de hasta 60 centímetros de agua por acción eólica, por cuanto los barcos tienen que echar ancla a kilómetros del puerto.
Por ahí pasó Colón en 1502, en lo que era su cuarto, e iba a ser su último, viaje. Se dice que él fue el primer Europeo en ver Mayas, en la ocasión, en una gran canoa mercante de mar cerca de las islas hondureñas de la Bahía. Nos preguntamos cómo él pudo saber qué era esa gente ya que él no sabía dónde él mismo se encontraba. Lo importante es que, quienesquiera hayan sido esos mercaderes, demuestran que estos salvajes precolonenses eran bien capaces de navegar a un mínimo de 40 kilómetros del continente.
Finalmente, parece que, allá entre los corales, hay corrales para cercar y proteger a los bañistas contra tiburones.
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Llovió, esta noche. Intranquilizante recordativo de que la época de lluvias puede largarse ya, en cualquier momento. A apurarnos pues hacia Belmopán y El Petén - además, será alejarnos de la probabilidad de huracanes, que también puede empezar en junio.
Apenas a corta distancia fuera de Ciudad Belice, nos estamos aproximando a una muy inamistosa cobertura nubosa. Esperamos que no es el preludio de lo que ya estaría implantado en El Petén.
Dos kilómetros más; estamos en plena lluvia muy fuerte. Realmente esperamos que no es lo que nos acecha allá, en El Petén.
Dejó de llover, sigue nublado. ¿Por dónde tornará nuestra suerte meteorológica?
Belmopán. Tercera o cuarta - según la cuenta - capital de Belice; de todos modos, la más reciente y en construcción.
Brasília no es, y nunca será. Un reflejo de la decrepitud de Belice, con la diferencia de que Belice tiene la disculpa de su edad (relativa), que Belmopán no tiene. El arte de incorporar vetustez, decaimiento, aburrimiento de mirar y vivir; el arte de excluir creatividad, florecimiento, alegría de mirar, admirar y vivir. Un puñado de edificios administrativos en construcción a fines del siglo XX, con cara de edificios industriales del siglo XIX.
Belmopán no se encuentra directamente en la ruta de Ciudad Belice a la frontera; hay que desviarse unos kilómetros. Nos desviamos, por haber oído de un tesoro arqueológico guardado en una cámara fuerte y observable sólo por solicitud.
Vimos. Las piezas de interés - que las hay - sufren de la presencia ahogante de mucha resaca; pero no hay que olvidar que es un depósito, no un museo. Nos acordaremos de las siguientes.