Felizmente, descubrimos un lugar con muchos inesperados atractivos para pernoctar: por una parte, entre la bahía (lindo viento, y vista), el aeropuerto local (seguridad), y el campo de deportes (como franja de silencio contra los ruidos de la ciudad); y por otra parte, debajo de dos hermosos árboles, uno, de magníficas flores más voluminosas que las hojas, otro, de largas, lacias, agujas.
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Hoy, otro día en Belice.
En el supermercado, 90/oo, importado, casi todo de Vespuccia, un poco de Inglaterra. Quesos vespuccianos más baratos, aquí, que quesos mexicanos, en México. Agua purificada (o sea procesada, no de manantial) de Vespuccia, tres o cuatro veces el precio en origen. Jugo de naranja local, bastante acuoso. Helados locales de sabores inhabituales, incluso maíz. Nos hacen pensar en los helados en Belén. El supermercado, un pequeño campo armado: dos guardas uniformados, y tres en civil, para una capacidad de veinte o treinta compradores.
Así que no sorprende que, si bien Belice exporta azúcar, citros, bananas, pescado, su sueño es auto-suficiencia en alimentos.
Composición étnica. Mezcolanza. Muchos Negros; poquísimos Blancos; caras que parecen ser indias (se entiende que de la India); otras, indefinibles; por la cantidad de restaurantes chinos, debe de haber orientales.
Idiomas que entendemos: inglés, castellano; idioma que entendemos a un 10/oo: algún derivado del inglés; idioma que no entendemos: probablemente indi, por las caras de los hablantes; en la radio, sintonizamos un programa probablemente indi sin siquiera la ayuda de las caras pues, pero por el tipo de música acompañante; no sabemos si escuchamos - porque seríamos bien incapaces de reconocerlos - idiomas mayas como el mopán y el quecchi; 30/oo de la gente es bilingüe, y 10/oo es trilingüe.
Otra noche en nuestro dormitorio privilegiado.
La bahía será fuente de brisa para nosotros, pero más parece un lago que el mar. Con buena razón: está cortada, como toda la costa beliceña está cortada, de la altamar, a una distancia variando de 10 a 40 kilómetros de la costa, por la cadena de arrecifes de coral más larga de América, y la segunda en longitud de la Tierra después del Great Barrier Reef de Australia.
Y no es ésta la única dificultad de acceso marítimo al puerto de Belice. La segunda es que el mar es poco profundo. Y la tercera - peor que la primera o la segunda, porque es más caprichosa, menos diagramable - es que esa poca >>>>>>>>