siquiera pensar en el tema, una visión instantánea: para colocarnos una bomba o causarnos algún sabotaje mortal; razón poco racional, pero más concebible que la de robo - y otra razón, aún hoy, no se nos ocurre.
Ahá, una diversión. De nombre Xel-Há. Una caleta, una pene-laguna conectada con el mar por un estrecho conducto; con peces de varios tamaños y varios decorados, entre los cuales es permitido bañarse - no es un lugar prístino como en Haití sino un recreo público.
En Xel-Há, también pudimos observar un nivel adelantado de adaptación animal; más específicamente, de adaptación de la tecnología de los pájaros en la obtención de sus alimentos.
>>> En la prehistoria de los pájaros, éstos eran recolectores-cazadores, se buscaban sus alimentos según tradiciones inmemoriales.
>>> Cuando el hombre introdujo ganado domesticado, bien pronto algunos pájaros pasaron de su estado silvestre a un estado agreste: pegando sus pasos a los pasos del ganado, aprendieron a conseguir comida con mayor seguridad y menor trabajo, por obra del ganado. Esto, lo vimos infinidad de veces.
>>> Cuando el hombre introdujo el arado, bien pronto algunos pájaros pasaron de su estado agrario a un estado artesanal.
>>> Y cuando el hombre introdujo el tractor-arado, bien pronto algunos pájaros pasaron del estado artesanal a la revolución industrial. Claro, qué ruido, qué vibraciones, qué polvo, qué nerviosismo, y el peligro de silicosis en los pulmones, y de ensordecimiento irreversible, pero qué rendimiento.
>>> En Xel-Há, recién vimos el adelanto máximo en la tecnología pajaril de obtención de alimentos, con una gran cosecha, sin la incertidumbre preocupante de un acopio bucólico, ni el embrutecimiento de la producción industrial; el adelanto a la economía de servicio: cada vez que se detiene un automóvil, limpiarle, sin espera y sin bochinche, el radiador, y el frente en general, de los insectos incrustados.
Tulum, pero demasiado tarde para visita completa; mañana, se hará.
. .
*
▪
Hoy, visitado Tulum; empezando con su asombro máximo.
No el asombro, inexistente, de su arqueología, la que no pasa de ser muy discreta dentro de un rectángulo de 380 metros por 160 metros, del cual rectángulo más de la mitad está vacía, sino el asombro intragable del gentío, gentío, gentío.
Nos valió la pena venir a Tulum nada más que para ver el gentío. Cuando un gentío pasa de un cierto límite, deja de ser un estorbo, se vuelve un >>>>>>>>>>>>>>>>